Más de 800 trabajadores pertenecientes al Sindicato de Bodegas Sodimac, quienes llevan en huelga más de 30 días, ante el silencio cómplice de los medios de comunicación que no quieren perder auspicios, decidieron continuar con la paralización de las actividades y anunciaron que comenzarán una huelga de hambre.
La compañía, controlada por la familia Solari, ofreció un aumento de $20.000 para este año y de $20.000 el año 2014, además de $300.000 en bono de término de negociación, $3.500 de aumento en el bono de especialización logística y 0,5% de las utilidades de la compañía a repartir entre todos los trabajadores de la empresa ($25.000 al año aproximadamente). Los trabajadores encuentran insuficiente esta propuesta, señalando que Sodimac, tal como lo hacen la mayoría de las empresas del país: «más que negociar, sólo están dispuestas a hacer reajustes de acuerdo a lo presupuestado por su directorio y sus gerencias. Se trata de una decisión unilateral, que sólo le deja espacio a los sindicatos para redistribuir lo ofrecido, no para negociar, ni disputar las utilidades que se generan en las compañías».
Para rematar, los trabajadores señalaron que la empresa realizó una nueva oferta, la que fue inferior a lo que ya estaba sobre la mesa en el proceso de buenos oficios. Al respecto señalaron: «Esta oferta que fue rechazada por el 94% de los huelguistas, ya que consistía en un reajuste salarial de sólo $10.000, un aumento de $3.500 en el Bono de Especialización Logística, un sueldo base mínimo Sodimac fijado un 10% sobre el mínimo nacional, un préstamo blando de $150.000 y un bono por término de conflicto de $150.000, cifra que no alcanza a compensar los días en huelga que no son remunerados».
La Fundación Sol criticó los resultados de las negociaciones, señalando que Sodimac obtuvo ganancias operacionales por más de $108 mil millones y ventas por $1.5 billones. La propuesta de reajuste de los trabajadores, que forman parte de las 11 bodegas que despachan mercancías a las más de 70 tiendas de Chile, cuesta menos del 1% de las ganancias.
TAL COMO PASÓ CON RIPLEY, MIENTRAS NO EXISTAN LEYES QUE FORTALEZCAN LOS SINDICATOS, LOS ABUSOS DE LAS EMPRESAS JAMÁS DESAPARECERÁN
EL PROBLEMA ES QUE LOS QUE HACEN LAS LEYES SON EMPRESARIOS, JAMÁS LEGISLARÁN EN SU CONTRA