Yo soy de esos que nunca habían ido a San Joaquín antes de entrar a la universidad. Aún recuerdo la primera vez que fui, fue en enero de 2009 para las matrículas. En esa oportunidad –perdido- me estacioné en College y le pregunté a un guardia donde estaba Comercial, quien me responde algo como: “Camina dereeecho por esa calle y el edificio de al final es el de Comercial, uno que parece fábrica”. Bueno, no me costó mucho llegar, el guardia tenía la razón: era un hermoso edificio con “arquitectura industrial”. Una especie de galpón de los años 50, perfectamente pintado y con cientos de aires acondicionado en el techo de lata en el tercer piso, que hacía gala de su modernidad y buen estado. Al entrar todo cambió, ya no estaba en una fábrica, sino que ahora era una especie de invernadero seudo tropical que destacaba por su esplendoroso techo de vidrio con varias palmeras traídas directamente desde la isla de Kem Piña.
Ya al entrar a clases, pude ir conociendo todas las bondades que ofrecía nuestro querido edificio. En verano era perfecto, pero en invierno… el frío polar se apodera de nosotros. Desde los inicios de la carrera, cerca de los años 20, hasta los años 2000, podrían haber muerto fácilmente decenas de personas por hipotermia en la sala de clases, problema que solucionaron instalando unas potentes estufas tamaño industrial con la extraordinaria capacidad de calentar 50 metros cuadrados (para una sala de unos 200 metros).
Cada sala está equipada con tecnología de vanguardia, destacando por nuevas mesas y por la gran cantidad de enchufes para conectar los computadores de sus alumnos. Por otro lado, las pizarras verdes de tiza parecían ser demasiado buenas, por lo cual decidieron empeorarlas pintándolas con una pintura negra diseñada especialmente para que cada vez que se borre quede una mancha gigante. Las autoridades de la Facultad determinaron que había mucha distancia entre los alumnos y que faltaba contacto físico, por lo cual decidieron aumentar la cantidad de sillas, poniendo cerca de 10 sillas por fila, cuando no deberían ir más de 7; sillas que por cierto son muy acolchadas y totalmente ergonómicas. Otra cosa bastante positiva, es la señal de w ifi en las salas, ya que gozamos de una extraordinaria cobertura de internet, asegurándonos que nunca tendremos problemas al conectarnos. Y lo mejor de todo, los proyectores, con una potencia extraordinaria, sólo se necesita apagar TODAS las luces de la sala para poder ver algo en el telón, momento en el cual algunos profesores usan unas linternas para poder ver a los alumnos o ver donde caminar.
Las salas de estudio, extraordinarias. Más de la mitad de los alumnos usan sus computadores, tablet, etc, para estudiar, pero claramente no hay enchufes en ningún lugar. En estos tiempos de crisis, la Facultad no anda con mucha plata, por lo cual, decidió no colocar enchufes para que los alumnos no gasten, sino que gasten en sus casas y así internalicen el daño medioambiental que realizan al usar electricidad de manera “gratuita”. En esa misma línea, y como se dieron cuenta que las súper estufas que había puesto en las salas de clase eran exageradas, decidieron poner solo dos estufas por sala de estudio, las cuales superan ampliamente los 500 metros, asegurando una temperatura agradable durante el invierno
Los baños, hermosos. Su diseño vanguardista, con esos techos de 5 metros de altura, destaca por los WC que nunca se tapan, los secadores de mano que son rapidísimos, la presión de agua extraordinaria y el sistema de ventilación tremendo. Lo mejor de todo: las no-tapa de los estanques de los WC, sólo superadas por la sensación que se tiene cuando hay que meter la mano dentro del agua para tirar la cadena.
Otro punto interesante de nuestro edificio es el casino. El servicio es de altísima rapidez, destacando por sus cortas filas. Además, los amplios comedores tienen mesas de sobra para todos los alumnos. Por otro lado, hay tantos muebles, que debieron instalar –aparte de los microondas que si funcionan- microondas malos a modo de decoración, para que no se vieran espacios vacíos.
En lo personal, y ahora hablando seriamente, creo que la infraestructura actual de nuestra Facultad es una real vergüenza. ¿Alguno de ustedes ha ido a la faculta de Ingeniería Comercial de la Universidad de Chile? Vayan y comparen. O más cerca aún, en Ingeniería, construyen y construyen edificios y para nosotros nada. La razón de esto pareciera ser un conflicto entre la Fundación de Ex Alumnos de Ingeniería Comercial UC (dueños del edificio y del terreno) con la Universidad, quienes no se ponen de acuerdo en aspectos operativos y de financiamiento.
Si bien no quiero profundizar en el tema anterior, creo que se hace imperante mejorar las condiciones actuales de nuestro edificio. Desde que entré a la universidad he escuchado que ya está listo el nuevo edificio, incluso, he visto la “maqueta definitiva” del proyecto y los planes de re-ubicación de alumnos mientras se lleve a cabo la construcción (re ubicarnos en SJ o llevarnos a Campus Oriente, eran algunas de la ideas). Lo cierto es que ya saldré de la universidad y durante estos cinco años, los rumores fueron solo rumores, nada se concretó y nada se avecina en el corto plazo.
Rodrigo Tapia
5to año, Ingeniería Comercial UC
NOTA DE GAMBA:
TAMOS CAGAOS