1) El puntaje realmente no vale ese número, sólo ordenan a la generación que rinde la prueba ese año. La misma cantidad de respuestas puede ser 600 ó 620 puntos si cambia el año
2) Sacar 500 puntos en la prueba PSU, en una escala de de 1 a 7, equivale a obtener aproximadamente a un 1,9.
3) La PSU unidimensiona las habilidades académicas de un estudiante, cuando los talentos son múltiples y divergentes.
4) Reduce ampliamente las opciones de educación superior a quien ha egresado de Liceos Técnico Profesionales que no se enfocan en la preparación de la prueba.
5) El puntaje PSU (controlando condiciones socioeconómicas) predice sólo marginalmente el rendimiento de los estudiantes en la Universidad.
6) Los Liceos y Colegios abandonan procesos integrales de educación para «entrenar» a los estudiantes en pruebas estandarizadas como la PSU.
7) La esquizofrenia por las pruebas estandarizadas, afecta la totalidad de la cultura escolar de los establecimientos. El estrés entre profesores y la competencia entre los estudiantes deriva en malas prácticas como expulsar estudiantes que no aporten en esta «carrera», los cuales paradójicamente, son los que más necesidad de educación inclusiva necesitan.
8) A través de un instrumento tan desligitimado como lo es la PSU, no se pueden asignar beneficios y becas para los estudiantes. Algo que actualmente se hace.
9) Con la PSU también se definen los aportes del Estado hacia las Universidades (AFI) por tanto reproduce desigualdades de financiamiento a nivel universitario. Las universidades que reciben estudiantes de menores puntajes y por tanto, que más recursos didácticos necesitan, son las que menos aporte estatal reciben. (Ver éste artículo de CIPER)
10) La más cruel de todas: la PSU tiene fuerte correlación con el ingreso económico de la familia. Nos refleja que vivimos en un país segregado en donde la opción de que mi hijo vaya a la universidad depende exclusivamente de la capacidad de mi bolsillo.
La PSU, como medida clave para el ingreso a la universidad, se encuentra completamente obsoleta. Al ser una herramienta tan segregadora, debemos, de manera urgente, promover cambios profundos y estructurales en nuestro sistema educativo. Solo así, de una vez por todas, tomaremos en serio el tema de la igualdad de oportunidades.