La Mina Los Pelambres, de Antofagasta Minerals, perteneciente al grupo Luksic, ha incurrido en graves irregularidades que lejos de ser castigadas, se han pasado por alto como la remoción de material de altísimo valor arqueológico para la construcción del relave El Mauro. Se trata de 2.000 petroglifos dejados por tres culturas precolombinas: molle, diaguita e inca, los que han sido devastados.
Hace una década la Resolución de Calificación Ambiental (RCA), otorgó una salida para explotar la zona. Hacer un Parque Rupestre que aun no ha sido terminado, presuntamente por la rotura, perdida e incluso tráfico de estas piezas. Lo que preocupa es la debilidad de instancias como El Consejo de Monumentos Nacionales que autorizó 160 sitios de excavación, pese a su valor arqueológico. O peor aún, que ante toda esta evidencia en Consejo de Defensa del Estado como el Ministerio Público que ya conocían los antecedentes, no hayan adoptado medidas relevantes.
La manga ancha con el grupo Luksic no sólo queda de manifiesto en este caso. Ya vimos cómo la Corte Suprema le otorgó permisos de agua en Caimanes, una comunidad que sufre de sequía severa producto de sus faenas. Para rematar, y más allá de lo que significa para el daño histórico, el relave El Mauro para peor, está poniendo en grave riesgo la vida de las comunidades que ahí viven cada vez en peores condiciones, dañando la actividad agrícola entre otras manifestaciones de la vida cotidiana.