Mediante un emotiva carta enviada a Ciper Chile, un médico relató cómo sus colegas de la Clínica Alemana no supieron detectar a tiempo lo que sucedía con su hija. Un día, la joven presentó fuertes dolores de cabeza, náuseas, un episodio de convulsiones y dificultad para hablar. Cualquier persona -dice el profesional- puede darse cuenta que lo más probable es que se trate de un problema neurológico, dada la hidrocefalia al nacer, la que en su momento fue tratada con una válvula que drenó el líquido cefalorraquídeo que presionaba su cerebro.
Es así como pasaron 9 horas antes que los médicos del recinto privado de salud llegaran a esa conclusión. Para entonces, Carmen ya estaba en coma profundo, con un paro cardiorespiratorio, falleciendo unas horas más tarde, mientras los médicos aún analizaban los tardíos exámenes cerebrales. Parte de la carta señala:
“Yo estudié medicina cuando esta era una vocación, cuando los pacientes no eran enfermedades que tratar, sino personas con su historia individual. Ahora la medicina se ha transformado en una profesión para ganarse la vida y los pacientes son solo números para completar tu trabajo. Este punto de vista ha hecho que los médicos sean impersonales y los pacientes solo números que atender, lo cual hace que las negligencias sean más frecuentes por la poca empatía de los médicos hacia sus pacientes”
PINOCHET Y LA CONCERTACIÓN NOS TRANSFORMARON EN EL PARAÍSO DEL LIBRE MERCADO
QUE LA EDUCACIÓN Y LA SALUD SEAN UN NEGOCIO, A ESTAS ALTURAS NO NOS DEBERÍA SORPRENDER