Luego de que en los últimos días el «historiador» ultrafascista Segio Villalobos diera verguenza ajena modificando la historia a su antojo, (siempre lo ha hecho pero ahora senil se ha vuelto un completo nazi), los historiadores Enrique Antileo y Fernando Pairican, mediante una carta abierta, revelaron a los que no saben, quien es Villalobos y cual es su verdadero lugar en la historia.
Villalobos, Premio Nacional de Historia es ante todo un hombre de la frontera. Nació en Angol en 1930, período en el que finalizaba “la reducción”, aquel proceso de despojo territorial que forzó el empobrecimiento del pueblo Mapuche y que legitimó la Ocupación de La Araucanía a través de la entrega de Títulos de Merced. Fue en esa época, que la sociedad vencedora, reforzó nuevamente el imaginario de la barbarie sobre los sobrevivientes: flojos, borrachos, sucios, delincuentes, entre otros apelativos. La importancia de Sergio Villalobos recae en su intento de validar y dar sustento “científico” a este imaginario, ocupando la historiografía como la arma de legitimidad.
Sosteniendo hipótesis raciales, el Premio Nacional es heredero de una tradición darwinista que fusionó con los debates de la Escuela de los Anales de los 60’ y buscó destruir los mitos históricos, para ingresar a los hechos, procesos y transformaciones globales. De esta síntesis nacen los Estudios Fronterizos. Bajo la dictadura, el Ministerio de Educación oficializó sus estudios, con toda esa carga de prejuicios contra el pueblo Mapuche que hablaban de la inexistencia de sus sujetos, que eran araucanos, mestizos, alcohólicos, calientes, envidiosos, ladrones y un largo etcétera de prejuicios bajo los cuales se educaron las infancias de Chile y Mapuche.
Villalobos es solo un nombre- quizás el más mediático y al que le da lo mismo ser “políticamente correcto”- de una larga lista de académicos que han trabajado incesantemente por denostar a los pueblos que han sido anexados al régimen colonial chileno. Todo país colonial tiene sus historiadores orgánicos, aquellos que justifican, avalan e intentan explicar los argumentos de cualquier masacre, invasión, asesinato o integración.
El racismo de sus frases en televisión y en el diario son la operatoria ideológica con que se valida la colonización del territorio mapuche por el Estado chileno. Todas sus palabras vienen y, por cierto, generan heridas en nuestra gente. También toda esa mirada positiva de los colonos alemanes, suizos, italianos, chilenos que llegaron a Wallmapu: otro acto de limpieza histórica. Por años dichos colonos corrieron cercos, dispararon y cometieron un sinnúmero de abusos con nuestra gente ante la impunidad total, en una de las épocas de violencia colonial más crudas posteriores a la guerra. Hablamos del periodo 1900-1960: infancia y juventud del historiador.
Protestas, sublevaciones y rebeliones marcaron la última década del siglo XX y pusieron la autodeterminación como el paradigma de las luchas indígenas, abriendo una discusión sobre la hegemonía política y cultural de los Estados. Los Mapuche no quedaron ausentes, los proyectos de autodeterminación y autonomía comenzaron tomaron un fuerte impulso y hoy en día constituyen potentes pensamientos para el futuro. Tanto Sergio Villalobos, como la criminalización a la cuestión Mapuche son creencias del siglo XX que aún penan por estas tierras, nosotros estamos mirando hacia el siglo XXI.
VILLALOBOS COMO HISTORIADOR A ESTAS ALTURAS ES SOLO UN ABUELO FACHO, SENIL Y QUE SE CAGA EN LOS PAÑALES
SU LEGADO DE MENTIRAS ES UNA VERGUENZA PARA LA HISTORIA QUE REFLEJA LO PEOR DE LA DICTADURA