Un artículo de El Mostrador, reveló que en agosto del año pasado, Conaf envió un completo informe técnico a las autoridades locales, incluidos el alcalde, el gobernador y el Intendente, identificando las zonas de peligro de incendios forestales que incluían todos los cerros que este fin de semana fueron devorados por las llamas. El documento proponía medidas como cortafuegos y limpieza de microbasurales, pero como siempre, nadie los tomó en cuenta. Parte del artículo señala:
Uno de los organismos que más ha estudiado sobre este tipo de catástrofes es el Laboratorio de Incendios Forestales de la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile. Miguel Castillo, ingeniero forestal, ha monitoreado el aumento de incendios en la zona de Valparaíso desde el 2004, cuando el comportamiento de estos cambió. “Eran más graves y agresivos, en parte por la expansión urbana. El punto crítico fue lo que pasó el 2008, en el Cerro La Cruz. Esa era una luz de alarma para los mecanismos de urgencia de la comuna”, dice.
Otra investigación académica sobre la vulnerabilidad de las zonas urbanas de Valparaíso fue desarrollada por el arquitecto y docente de la Universidad de Valparaíso, Uriel Padilla. Durante dos años trabajó en su tesis del Magíster de Asentamientos Urbanos y Medio Ambiente de la Universidad Católica, la que se publicó el 2012. “Se hizo una presentación e invitamos a los profesionales y autoridades pertenecientes a la repartición pública. Se expuso el trabajo, algunos lo pidieron, como el Servicio de Salud y la dirección técnica de la Municipalidad de Valparaíso, pero llegamos hasta ahí”, dice Padilla.
El trabajo del experto estableció un ranking de riesgo por cuencas de Valparaíso, las que incluyen cerros y quebradas. El sector más afectado por el incendio de este fin de semana es uno que Padilla definió, el 2012, como el más riesgoso. “Es parte de lo que estuvo comprometido en el incendio. Esa zona es la que obtiene el mayor riesgo. Ahí se comprende el O’Higgins, Rocuant, San Roque y Santa Elena. Hay parte de esos cerros que están afectados y se podría decir que hay una coincidencia, no total pero sí la hay”, sostiene Padilla.
Una visión crítica respecto de las responsabilidades y ausencia del Estado en el desarrollo urbano de Valparaíso tiene Orión Aramayo, arquitecto y doctor en Ciencias de la Ingeniera de Planificación Urbana y Regional de la Universidad Técnica de Berlín. “Valparaíso se encuentra abandonado por el Estado hace más de 50 años”, acusa. El análisis de Aramayo apunta a que “por acción u omisión” se permitió la instalación de viviendas en los cerros, lo que no fue acompañado por la instalación de sistemas de agua potable o elementos de seguridad, tales como grifos. “No se pusieron las redes húmedas, no se hicieron instalaciones eléctricas ni las construcciones con los estándares de seguridad necesarios. Entonces, hay una vulnerabilidad desde la vivienda, el cerro y la ciudad. Podemos responsabilizar que, en los últimos 50 años, el Estado ha permitido un asentamiento de personas en los cerros sabiendo que es una zona de alto riesgo, no sólo por incendios, sino que también por los aluviones”.