Que en Valparaíso ocurran grandes incendios todos los años no es casualidad, los problemas se arrastran desde hace décadas. Con la municipalidad preocupada de realizar los mejores fuegos artificiales de fin de año del mundo, cualquiera que haya visitado la zona se da cuenta de lo «botada» que está la ciudad. Con un 22% de su población viviendo bajo la línea de la pobreza, Valparaíso es una de las comunas más pobres de Chile, superando ampliamente el promedio nacional que alcanza al 15,12%.
LA CIUDAD DE LOS CAMPAMENTOS
Según datos extraídos de la encuesta Casen, Valparaíso es además la comuna con más asentamientos precarios de todo el país, llegando a representar el 9% de todos los campamentos de Chile. Además, la comuna cuenta con solo 0,52 metros cuadrados de área verde con mantenimiento por habitante, lo que está muy por debajo de los nueve metros cuadrados que recomienda la Organización Mundial de la Salud.
La encuesta además reveló que ahí, a diferencia del promedio nacional, el porcentaje de pobres en vez de bajar, aumentó. Pasó de 15,1% a 16,9%, casi dos puntos, entre 2009 y 2011. Según el Ministerio de Vivienda, de 657 campamentos que hay en Chile, 146 están en esta región, un 22% del total. De ellos, 43 están en Viña del Mar y 57 en Valparaíso.
Los análisis concuerdan en que en estos lugares las necesidades van más allá de los ingresos: elementos básicos, como el agua o el alcantarillado, escasean o no existen; algunos deben «robar» electricidad para tener luz; no hay caminos pavimentados, y la mayoría están instalados en los cerros o cerca de las quebradas de Viña y Valparaíso, zonas consideradas de «alto riesgo».
LOS SIN CASA
María Inés Verdejo es dirigente del comité El Manantial, uno de los 19 que están en el campamento Manuel Bustos, cuyos terrenos pertenecen al Serviu. Ella representa a 42 familias, tiene tres hijos y es madre soltera desde hace siete años. Hace doce años que vive allí, y actualmente cuenta con $170 mil al mes, en parte por el trabajo de mediodía que tiene en el programa de generación de empleo del Sence -limpieza en el sector- y un pequeño aporte de su ex marido. Añade que no puede buscar otro trabajo para completar el día porque la despedirían del programa. Cuenta que dos veces por semana llega el camión aljibe que la Municipalidad de Viña dispuso con agua para el sector. En invierno es más complicado y a veces no llegan porque los empinados caminos de tierra para acceder al campamento colapsan
La dirigente del comité de Las Américas, Valeska Berríos, dice que «cuando llueve no pueden subir y nos podemos quedar sin agua hasta por tres semanas». La familia de Valeska, que lleva nueve años en Manuel Bustos, la componen además su marido y dos hijos, y viven con $250 mil. «Llegamos acá por la necesidad de tener donde vivir, no pudimos sacar subsidios porque era muy engorroso, cada vez más papeles, y quedabas en lista de espera. Y en arriendo podías gastar todo el sueldo».
AL FINAL ES LO MISMO DE SIEMPRE: POBREZA, DESIGUALDAD, FALTA DE OPORTUNIDADES Y LA MÁS ABSOLUTA DESIDIA DE LAS AUTORIDADES
OJALÁ ÉSTE ÚLTIMO INCENDIO SIRVA DE ALGO PARA PONER UN PUNTO FINAL AL RESPECTO