Ahora que el comité de ministros rechazó por unanimidad el proyecto de Hidroaysén, el mensaje desde el empresariado y la derecha pinochetista han sido basicamente dos: Que nos vamos a quedar sin electricidad y que esto frenará el desarrollo de la región. Ambas afirmaciones por supuesto y como veremos a continuación, carentes de toda veracidad.
NULO DESARROLLO DE LA ZONA Y POBREZA
Lejos de llevar el «desarrollo» prometido a la zona donde se construyen, los proyectos hidroeléctricos hacen todo lo contrario. No brindan trabajo a largo plazo, las pocas personas que contratan jamás son del sector y para peor, al inundar tantos terrenos lo único que hacen es provocar pobreza al dejar inutilizables grandes zonas de cosecha.
Para ejemplos está la Central Hidroeléctrica Ralco en alto bíobío, causantes de la fisura más grande en las últimas décadas entre el Estado chileno y los pueblos indígenas. Un proyecto social y económicamente inviable y que fue aprobado por la administración de Eduardo Frei. Endesa, pese a las trabas impuestas por la Ley de Medio Ambiente y la Ley Indígena, comenzó la construcción de la represa –la segunda en el Alto Bio Bio- realizando faenas en lugares sagrados como cementerios (Quepuca) o una cancha de nguillatún, incluso dinamitando zonas que pusieron en grave peligro una Machi Cura (piedra sagrada).
Los pehuenches, embaucados por Endesa, reconocían entonces que no saben leer ni escribir. Aun así, la mayoría, tentados por la empresa, accedieron a las permutas de sus tierras para ser arrinconados en la Cordillera. El Estado, con su indiferencia y falta de compromiso respecto al tema indígena simplemente ha dejado hacer, siendo muchas veces un cómplice silencioso.
CONTAMINACIÓN
Otra vez, ejemplos para demostrar que gracias a la complicidad del estado, las empresas hidroeléctricas jamás cumplen sus promesas de cuidado ambiental. De hecho, les sale mucho más barato contaminar y luego pagar las multas que prevenir. Una columna de El Ciudadano revala tres puntos claves.
En primera instancia se tiene la contaminación del suelo, debido a que el movimiento de materiales afecta el hábitat donde viven los peces, destruyendo el lugar de desove, aumentando la posibilidad del riesgo de extinción de los mismos, altera el paisaje original, comprometiendo la existencia de aves y plantas que habitan en el lugar. La instalación de tuberías, atrae el derrame de residuos nocivos para el agua y otros elementos de construcción que erosionan inevitablemente las cuencas de los ríos en el lugar de la obra, que luego se propaga a todo el río en muy poco tiempo.
En segundo lugar está la contaminación del aire, pues muchos estudios avalan el hecho de que en este tipo de proyectos, existe emisión de material particulado, generado por los motores de maquinarias utilizadas para estas obras. A consecuencia de ello, también es probable la contaminación acústica, debido al aumento de la intensidad de ruidos provocados por las maquinarias de construcción.
En tercer lugar se encuentra la contaminación del agua propiamente tal, que es la más severa, debido a que la alteración del curso de los ríos afecta el desarrollo de la vida normal de los peces, pues las variaciones en la temperatura producen efectos negativos sobre la flora y fauna, tales como la propia muerte de animales o la migración de ellos a otros lugares, generado principalmente por infecciones de bacterias y enfermedades que son producto de la evaporación del agua, que en definitiva terminan por destruir gran parte del entorno medioambiental de los ríos.
ELECTRICIDAD PARA LOS MINERAS, NO PARA LA GENTE
El discurso de que se debe duplicar la generación energética en la próxima década, omite algo que se ha demostrado de múltiples formas. La necesidad del SIC (Sistema Interconectado Central) por duplicar la energía es de la gran minería trasnacional (Codelco representa sólo un tercio de la explotación del cobre chileno), no de las personas. Patrico Segura detalla:
Donde la minería privada es el sector productivo que más utilidades obtuvo durante el primer semestre de 2010 llegando a los US$ 4.656 millones. ¿Y qué sector le sigue? El eléctrico, con otros miles de millones de dólares en el mismo período. Y ambos rubros obtienen sus ganancias utilizando en su mayoría bienes comunes que les fueron entregados gratuitamente (los minerales y el agua son, legalmente, pertenencia de todos los chilenos) y sobre los cuales siempre que se plantea gravarlos para su aporte al bien general utilizan todo su poder económico, político y comunicacional para evitar el necesario ajuste en bien de todos.
«Lo que pedimos muchos, en realidad, es que las empresas con las mayores utilidades del país (las mineras y las eléctricas) inviertan en tecnologías apropiadas, sustentables de verdad y que no utilicen el patrimonio común en beneficio directo de sus utilidades. Ya, que ganen un poco menos. ¿No es acaso justo aquello?»
«Por ello, aunque algunos digan lo contrario y tengan el megáfono gracias al poder del dinero, la energía de Hidroaysén no es para la gente, es para la gran minería del SIC. Y más aún ahora que pretenden empalmar el Interconectado Central con el del Norte Grande»
EN RESUMEN:
1) LAS ÚNICAS QUE NECESITAN ELECTRICIDAD SON LAS MINERAS TRANSNACIONALES QUE NO DEJAN NADA EN CHILE. SI NECESITAN ELECTRICIDAD, QUE CONSIGAN ELLAS.
2) SI QUIEREN «DESARROLLO» EN LAS ZONAS, POTENCIEN EL TURISMO, NO LLENEN DE HIDROELÉCTRICAS
3) ES TIEMPO DE BUSCAR ALTERNATIVAS. LA ENERGÍA SOLAR, EÓLICA Y MAREMOTRIZ TIENEN QUE SER ANALIZADAS.