Mediante una carta a El Mercurio, el periodista de TVN Amaro Gómez-Pablo, en algo lamentablemente poco habitual en el periodismo chileno, tomó partido y denunció que no iba a aceptar ser tratado como Antisemita por denunciar la verdadera matanza que está realizando Israel contra el Pueblo Palestino. Algo que acostumbra a hacer demasiado seguido la comunidad judía.
Veo la crudeza de las imágenes que provienen de Gaza y no, no estoy dispuesto a aceptar el chantaje de ser calificado de antisemita o anti Israel por denunciar la barbarie que se está cometiendo contra la población civil en Palestina. Y protestar por la matanza no equivale a apoyar a una organización de desalmados terroristas como Hamas.
¿Dónde se ha visto que invocando el legítimo derecho a la autodefensa, un país civilizado bombardee escuelas, refugios de la ONU y hospitales… una y otra vez? ¿Qué diferencia moral hay con los terroristas? La brutalidad de Hamas no justifica la brutalidad de Israel. ¿Cuántas muertes faltan para despertar? 25 palestinos muertos, en su mayoría civiles, por cada soldado israelí caído. Esa es la correlación. ¿Es aceptable? Me recuerda a la vieja pregunta: «¿Cuántos negros vale un blanco?».
De los más de mil civiles muertos, unos 200 son niños. ¿Pensará Benjamin Netanyahu, el Premier israelí, que los padres de esos niños van a ser políticamente más moderados después de perder a sus hijos? Aquí lo que se está cultivando es más odio y locura. El peor enemigo de un grupo extremista como Hamas es la prosperidad de los palestinos. Coincido con lo que señala la revista The Economist, que de antisemita no tiene nada. Israel tiene que dejar de bloquear y restringir Gaza, descrita según el semanario británico como «la cárcel más grande del mundo al aire libre». En otras palabras, un campo de concentración de palestinos.
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