Leo en Ociogay una entrevista a un joven que se define como homosexual y de extrema derecha al mismo tiempo. La historia parece sacada de uno de esos programas morbosos de televisión, pero lo cierto y verdad es que refleja una realidad que no podemos obviar: la compleja intersección de múltiples identidades e intereses grupales.
Mario Valdés, de 24 años, es un joven cántabro que parece tener las cosas muy claras: es homosexual y además de extrema derecha. Y reconoce ambas cosas sin tapujos y de forma abierta. No obstante, aunque en la entrevista su discurso pudiera parecer sólido y lleno de certidumbres personales, sus palabras reflejan una identidad personal contradictoria que inevitablemente se deriva de la actual sociedad capitalista occidental.
A lo largo de la entrevista une puede encontrar múltiples falacias y medias-verdades que ya no nos sorprenden. Una de ellas la encontramos en su primera respuesta: «Desde luego estoy en contra totalmente de un estado multicultural, mirad lo que esta pasando con un 12% de extranjeros, imaginad la hecatombe si fueran por encima del 25%.» ¿Qué está pasando? ¿Qué pasaría si la población del Estado español tuviera un 25% de personas inmigrantes? El miedo y el odio que destilan sus palabras las encontramos todas las semanas en los medios del Estado; después de todo les homosexuales también consumen las noticias de los medios de comunicación.
Las mentiras y los prejuicios raciales siguen a lo largo de la entrevista, por ejemplo: «Los robos están a la orden del dia, parece mentira que los homosexuales, a los que creo inteligentes, no se den cuenta de esta situación, ¿a quien no le ha pasado que un extranjero le haya robado o intentado robar en el ambiente gay? Y siempre son los mismos, los de fuera» (sic). Una vez más vemos en sus palabras el discurso de la derecha, el cual se reproduce una y otra vez en los medios de comunicación. Cuando Ociogay le pregunta por la discriminación racial, él contesta: «No es discriminación, es sentido común, creo que un mundo sin fronteras sería un absoluto desastre.»
Pero lo más interesante de todo esto es que una persona de un colectivo tan reprimido en nuestro mundo «civilizado» se exprese en estos términos. Cómo él mismo dice, y no puedo concordar más, el mero hecho de ser homosexual no implica una ideología política determinada, pero sí que debería implicar una sensibilidad mayor a la opresión que otras personas sufren. Y digo debería porque los sentimientos de solidaridad humana no son tan evidentes como pudieran parecer. De esta entrevista podemos sacar en claro que la identidad personal es una construcción social y sumamente compleja que muchas veces se escapa al «sentido común» de muches (las comillas no son gratuitas).
A lo largo de nuestras vidas experimentamos multitud de situaciones sociales en muy diversos contextos, por lo que la intersección de elementos es inevitable. La sociedad capitalista actual se caracteriza por la gran flexibilidad social que permite: une puede ser estudiante, asalariade, y deportista al mismo tiempo. Además puede ser de derechas, racista, creyente, y amante de la F1. Podemos disfrutar de un café Starbucks, de un sandwich en el Rodilla, o de un libro en la FNAC. Podemos salir de fiesta con les compañeres del trabajo, y preferir salir a pasear con les compañeros de clase. El mundo a día de hoy está plagado de escenarios sociales que requieren de la reproducción de diferentes roles, los cuales terminan confluyendo de manera más o menos cristalina en la identidad personal.
Lo que yo veo en el discurso de Mario es precisamente esto, pero de la peor de las maneras posibles. La insolidaridad que fomenta la sociedad capitalista por medio de valores individualistas y excluyentes terminan por calar hondo hasta en personas que son lamentablemente discriminadas por su orientación sexual. Pero esto no es nuevo, ¿acaso no conocemos a personas de origen humilde que votan a partidos de derecha? ¿O acaso no conocemos a mujeres más machistas que muchos hombres? Algunes podrían decir de forma simplista que esto tiene que ver con una falsa conciencia de clase, pero la realidad es mucho más compleja y aterradora. Que Mario sea homosexual y de extrema derecha no es solamente una cuestión de engaño ideológico; Mario es la encarnación de todas las incongruencias sistémicas que derivan en contradicciones que se contrarrestan mutuamente, permitiendo así la reproducción del sistema imperante.
Kropotkin afirmaba que la solidaridad y la ayuda mutua eran características naturales e innatas en todos los animales, incluyendo por supuesto al ser humano. Sin embargo, esa misma solidaridad que nos ha permitido evolucionar natural y socialmente como seres humanos es asediada por valores que reflejan la ideología burguesa. Y nosotres, que consumimos cultura, noticias, y sociedad, terminamos interiorizando dichos valores como propios. Anteponer una supuesta raza blanca a una orientación sexual es tan descabellado como afirmar que el oxígeno es más necesario que el agua.
Sí, Mario, un homosexual tiene la misma libertad para escoger autónomamente su ideología política, pero defender la opresión de seres humanos es tan sumamente incongruente que difícilmente se puede sustentar con rigor intelectual. La opresión es opresión sea del tipo que sea. La discriminación es condenable en todas y cada una de sus manifestaciones. No solamente tu discurso está lleno de prejuicios racistas y falacias socioeconómicas, sino que tus palabras también reflejan la esquizofrenia identitaria que resulta de una sociedad tan fragmentada y efímera como la nuestra.
Y es que en el capitalismo actual no sabemos quiénes somos, y así le interesa al sistema que sea. El enemigo común es la burguesía, Mario, no la persona que tiene que emigrar de su país por las guerras promovidas por flujos transnacionales de capital. El enemigo común es el patrón que nos explota, no la persona que sufre de esclavitud asalariada por no tener un papel que le garantice protección jurídicosocial. El enemigo común, Mario, es el burgués-policía que todes llevamos dentro, no la persona que intenta sobrevivir en un mundo bajo el yugo del hombre blanco al servicio del capital.
Espero que algún día sepas ver que la discriminación que tú puedas sufrir por ser homosexual es la misma que les inmigrantes sufren por el mero hecho de existir. Tú deberías saberlo mejor que nadie.