Nuevamente investigadas por sospechas de colusión, las farmacias otra vez se encuentran en la mira debido al alto precio de los medicamentos que exhiben las principales cadenas. Una realidad que dista de lo que ocurre en Argentina, donde los precios son muchísmos más bajos que en nuestro país.
En entrevista para Canal 13, Rodrigo Ávila, cuenta que el anticoagulante que necesita cuesta 25 mil pesos aquí, mientras que en el país vecino sólo 3 mil. Más ejemplos: El Arimidex, para el tratamiento del cáncer de mama, vale casi US$ 70 en Estados Unidos (unos $35.000). ¿En nuestro país? Cuesta $113.000. El Celebra (antiinflamatorio), en Chile vale $22.000 la caja, y en Argentina $11.000, siendo que estamos hablando del mismo producto, y del mismo laboratorio.
En Chile no sólo no existe regulación de precios como en la mayoría de los países, si no que además no existe competencia. Como señala Ciper, en nuestro país tres cadenas de farmacias concentran casi el 95% del mercado. Por lo que las personas no pueden elegir y comparar precios entre distintas marcas del mismo remedio. Un artículo de Punto Final explica la situación:
«El precio limita el acceso a los medicamentos en Chile. Atenta contra un derecho humano básico de segunda generación, que es el acceso a la salud, establecido por la ONU en su carta de 1948. Un estudio realizado por el Sernac, detectó en una lista de 441 medicamentos -considerando los más vendidos y algunos de sus productos sustitutos-, diferencias por encima de un 25%. Pero hay otros estudios que entregan una información más grave: los medicamentos en Chile no son sólo más caros que en otros países latinoamericanos, sino que incluso en Estados Unidos«
«El economista Eduardo Engel escribió en su blog sobre el precio de los medicamentos. Comparó el antialérgico Allegra (Laboratorio Sanofi Aventis): en Chile la pastilla cuesta 750 pesos; en Estados Unidos, el precio es un tercio del chileno (…) La comercialización de los medicamentos de marca es bastante más compleja y puede calificarse como abierta corrupción. El alto precio de estos remedios incorpora también todas las comisiones y regalías que reciben los médicos para que prescriban esas marcas. No se trata de bolígrafos o tacos de papel para notas entregados por los visitadores médicos, sino de viajes a congresos con todos los gastos pagados para los especialistas y sus esposas. Ante estas ofertas, son pocos los médicos que se resisten. Podemos llamar a estas prácticas “conflictos de interés” o abierta corrupción»
«A cambio de recetar el remedio de marca del laboratorio más poderoso, estos médicos reciben regalos, gastos para vacaciones, comisiones por cada prescripción, asistencia a conferencias científicas, muestras médicas y material promocional, gastos para investigación y cursos, entre otras innovaciones de mercadeo. Es también conocido el manejo de grupos de pacientes para promover los beneficios de ciertas terapias ligadas a un fármaco de marca, o la manipulación de gremios completos de la salud a través de apoyos como los citados«
ESTA ES LA «LIBERTAD DE MERCADO» Y LA «LIBRE COMPETENCIA» QUE TANTO LES GUSTA A LOS TECNÓCRATAS
LA LIBERTAD DE CAGARSE A LOS CHILENOS DE TODAS LAS MANERAS POSIBLES SIN TENER CONSECUENCIAS