VÍA RADIO VILLA FRANCIA Y EL MOSTRADOR
HISTORIA
Todo comenzó con la llamada “Rebelión de las Bases” el segundo semestre de 2014, cuando las dirigencias del Colegio de Profesores se sentaron a negociar con el Gobierno, contraviniendo la voz de las bases luego que en agosto del mismo año se realizara una “Consulta Nacional Docente” en que ganó por amplia mayoría el rechazo a lo acordado por la Dirección del gremio y el Ministerio.
Sin embargo, tras votaciones ampliamente cuestionadas, en una instancia de cerca de 200 dirigentes a nivel nacional y otra frente al gobierno de 11 personas, la Dirección del Colegio de Profesores se sienta a negociar y acordar la agenda corta de la carrera docente, sin consulta nacional frente a lo cual docentes de todo el país comienzan el 10 de noviembre con un paro que reclutó a más de 60 mil profesores y profesoras a nivel nacional, cuestionando la dirigencia del gremio, que tuvo fin a mediados de diciembre del año pasado con la promesa de seguir movilizándose hasta lograr una reforma docente que integre, de una vez por todas, a los profesores del país.
EL PROYECTO
El 20 de abril del presente año ingresó a la Cámara de Diputados el tan cuestionado proyecto de ley de carrera docente, como era de esperar los profesores no fueron consultados lo que desembocó en una nueva consulta nacional que determinó que un 96% de profesores no lo aprobaba calificándolo de individualista, esto debido al sistema de niveles y evaluaciones a los que se verán sometidos para aumento de sueldo y acceso a cargos de dirección. Además, el proyecto no transparenta la forma de medición que se utilizará, la cantidad de estudiantes por aula, ni contempla la demanda del 50/50, que busca eliminar la carga laboral fuera del horario de trabajo de los docentes.
LÓGICA DE MERCADO POR SOBRE LA EDUCACIÓN
El proyecto mantiene una lógica de mercado, de individualismo y de competencia. Y es cierto: el proyecto de ley plantea una Carrera Docente exclusivamente individual, donde cualquier avance depende de la acción aislada del profesor, sin ningún tipo de trabajo en equipo. De hecho, el proyecto de ley no contempla ni un solo beneficio otorgado por algún trabajo asociativo de los profesores entre varios de ellos. O sea, se opone a la colaboración entre docentes y promueve la competencia entre ellos, desechando toda la evidencia en investigación educacional que ha demostrado que en Educación lo que mejores resultados genera es el trabajo colaborativo entre docentes y estudiantes. La Escuela será un campo de competencia entre los profesores por quien gana y avanza en la Carrera Docente. Imaginamos el envidiable clima laboral que producirá este proyecto.
En segundo lugar, continúan los profesores, la Carrera Docente impulsada por el gobierno plantea un avance basado en “certificaciones” de los profesores ante entes externos al colegio donde se desempeñan. La experiencia reciente, que ha implicado la creación de las ATE y de las Agencias Acreditadoras, hace perfectamente plausible el pensar que esa evaluación será licitada a empresas externas que harán la certificación. Ella consistirá en la preparación de un instrumento evaluativo por parte del docente, que evalúe conocimiento disciplinar y conocimiento pedagógico, el actual “portafolio” de la Evaluación Docente.
Resulta evidente que si para progresar en la carrera docente el profesor debe ser bien evaluado en la certificación, su concentración y mayor dedicación estarán en aquello y no en el trabajo en aula. “Lo que se evalúa es lo que se hace”, dice un refrán pedagógico y calza preciso para esto. No sería de extrañar, de hecho, que en más de algún colegio se empiecen a realizar “Jornadas” de profesores cuyo fin sea la mejor preparación para las certificaciones –y cada jornada será una clase de aula menos, obviamente-; o, peor, que el anunciado aumento de horas no-lectivas para los profesores termine siendo ocupado en preparar las certificaciones en vez de preparar mejores clases para los alumnos.
Finalmente, la tercera crítica de fondo de los docentes tiene que ver con que todo el proceso de certificaciones y avance en la carrera docente está basado en las pruebas estandarizadas y en la lógica de la educación por competencias. Hay una larga y robusta tradición crítica a las pruebas estandarizadas que ha dado pie incluso a una campaña nacional para terminar con el SIMCE. Pero en este caso la situación se agrava, pues se coarta por ley la autonomía y la especificidad de cada docente y de cada contexto educativo al medir a todos con exactamente la misma vara; se desconoce la dignidad profesional de los profesores al excluir cualquier forma de evaluación más participativa, una evaluación con los docentes y no solo a los docentes; y se sepulta toda posibilidad de surgimiento de pedagogías alternativas a la educación por competencias, pues si se evaluará la habilidad en esa específica pedagogía –venida conceptualmente del mundo de la economía y la empresa-, claramente no quedará espacio para que se aplique en los colegios ninguna otra visión pedagógica (y curiosamente no vemos a los defensores de la “libertad de enseñanza reclamar por aquello”).
EN RESUMEN
La Carrera Docente impulsada por el ejecutivo es una nueva decepción para quienes creyeron que este gobierno sería uno transformador, pues mantiene las lógicas que han imperado en la educación desde la vuelta de la Democracia y no genera los cambios de fondo en una dirección hacia lo público y lo colaborativo que el movimiento social y la ciudadanía movilizada vienen exigiendo con claridad desde, al menos, el 2011. La forma en que se anunció el proyecto de ley también decepciona, pues se convocó a todos los profesores del sistema municipal a una Jornada de Reflexión respecto a la Carrera Docente, y la firma del proyecto de ley se hizo… ¡antes de que estuvieran tabuladas las conclusiones de esa jornada! Sí, tal como lo lee: el gobierno expresamente no tomo en cuenta la opinión de los profesores que él mismo convocó a reflexionar. Insólito.