Un estudio de la Universidad Andrés Bello (UNAB), recogido por Ciudadano Responsable, concluyó que el 49% de las emisiones de material particulado fino (MP 2,5) son producto de las estufas a leña. Lo «curioso» es que el estudio calcula que en la Región Metropolitana existen apenas 110 mil estufas que ocupan este combustible, equivalentes a tan sólo el 8% de los hogares. Marcelo Mena, director del Centro de Estudios para la Sustentabilidad de la UNAB, señaló:
“Si tú ves cuántos y cuáles son los hogares que se calefaccionan a leña en Santiago, te das cuenta de una historia súper injusta, de que generalmente, pese a que hay personas de menores recursos que se calefaccionan con leña, las que consumen más leña son quienes tienen las casa más grandes, generalmente del sector ABC1, el 70% de acuerdo a la última encuesta oficial”.
A su juicio, el problema reside en que, pese a que actualmente está prohibido el uso de la leña durante la alerta ambiental, son muy pocos quienes acatan esa prohibición, y menos la fiscalización que se hace de su uso. La contaminación por la calefacción a leña, además, no afecta sólo a Santiago, sino que es una de las principales causas de contaminación ambiental en ciudades como Coyhaique y Osorno, mucho más contaminadas que la capital producto del tipo de calefacción, dado que una estufa a leña puede contaminar hasta 500 veces más que una estufa a gas. El hallazgo echa por tierra la creencia de que basta con sacar autos de la calle para mejorar los índices de contaminación y deja en el aire las preguntas: ¿Por qué aún no se han prohibido las estufas a leña?, ¿Sirve de algo realmente la restricción vehicular?
CONTAMINACIÓN, SÓLO PARA LOS POBRES
Por si fuera poco, un estudio realizado por estudiantes de la UC reveló otro dato interesante, relacionado con la geografía de Santiago. La capital ocupa la llamada Depresión Intermedia, que es una cuenca o fosa tectónica rellenada por sedimentos provenientes de las cordilleras; es un plano inclinado de oriente a poniente. Entre la precordillera y la cuenca está el piedmont de Santiago, un conjunto de conos de deyección interconectados entre sí. Algunos de estos conos son los de La Florida, Peñalolén, La Reina y Los Dominicos; la ciudad se ha expandido sobre ellos sobrepasando los 1.000 m de altitud, como el abrupto cono de Peñalolén. En el Arrayán también se ha sobrepasado la cota 1.000, al igual que en La Dehesa y Lo Curro.
Las áreas más bajas se encuentran hacia el norte y el poniente, donde se aproximan a los 400 y 500 metros en el área de Pudahuel, Maipú y Lampa. El centro de Santiago, simbolizado en la Plaza Baquedano, está a 540 metros sobre el nivel del mar; igual altitud muestra el área sur de la ciudad. ¿Que quiere decir esto? Que en una ciudad que tiene un desnivel de casi 500 metros, necesariamente tendrá una contaminación diferenciada por la altitud de cada uno de sus sectores. Esto se debe a que la inversión térmica es homogénea a lo largo de una altitud; sólo las islas de calor urbano podrán elevarla levemente.
De esta forma, si la inversión térmica se sitúa a una altitud de 650 metros, todos los sectores que están sobre dicha altitud se localizan encima de la inversión térmica y disfrutarán de buen aire, al estar bajo la influencia de las masas de aire descendente. En cambio los sectores más bajos estarán en el ambiente contaminado, debido a que los gases emitidos por la población no podrán sobrepasar dicha inversión, por ser más pesados que el aire que los limita. En líneas generales y a modo de ejemplo, en una situación como la descrita, las zonas al oriente de la Avda. Circunvalación Américo Vespucio estarán sobre la inversión térmica, y las que están hacia el poniente, estarán bajo ella.
TODO SANTIAGO IRRESPIRABLE GRACIAS A UNOS POCOS, IMPOSIBLE MAYOR DESIGUALDAD