En pleno auge de las redes sociales, el militante de RN, Marcelo Brunet, destacó por su ferrea defensa al Gobierno de Piñera. Con el tiempo, la periodista María José Vásquez lo denunció por no pagar el arriendo he inició la campaña #EstafadosPorBrunet para que dejara el dapartamento (algo que finalmente realizó obligado ayer). Lo que no sabía, es que su campaña iba a revelar que Brunet era un peligroso estafador con prontuario, al punto que se «tuitersuicidó». Un artículo de The Clinic recopiló su vergonzoso historial delictual:
Educación Católica
A pocos días de ocurrido el terremoto de febrero de 2010, un grupo de ex estudiantes del Luis Campino se reunió en el Phone Box Pub en el Patio de Providencia. El motivo central de la reunión era prestar ayuda a la zona de Doñihue, VI Región, donde muchas veces los convocados realizaron su actividad parroquial, guitarra en mano y cruz de madera colgando al cuello. Luego de coordinarse uno de ellos preguntó: “¿Y qué es de Marcelo Brunet?”. “No me digas nada que me estafó con plata”, dijo uno de los contertulios. A varios la vergüenza les cambió la expresión del rostro y las respuestas se repitieron: “a mi también”, “a mí también”, “a mí también”.
Apodado en el colegio “el oveja” o “el político” fue uno más de la pastoral, compartió los mismos ideales religiosos y tocaba la guitarra como pocos, toda vez que era el objeto de constante bullying. Luego de graduarse en el Luis Campino, entró a derecho en la Universidad Católica donde se recibió de abogado. Su camino natural fue a la UDI, partido que abandonó hace pocos años para ingresar a las filas de RN. Pese a todo ese currículum, arrastra una cantidad de deudas difíciles de imaginar. Su Dicom revelaba hasta hace poco algunas de ellas. Por ejemplo, un protesto con el banco Itaú de más de $ 14 millones que data de 2009, otros $ 4 millones al Santander, entre otros que arrojan un total superior a los $ 28 millones. Otras deudas las contrajo con sus amigos, sus compañeros de curso, a quienes nunca les pagó la plata que les pidió para cancelar, por ejemplo, la cuenta del celular. Para conseguirlo usaba artimañas como que sus hijos estaban graves en la clínica, entre otras argucias.
Cagó a la mejor amiga
María Victoria Soto es una doctora de derecha. Estudiaba en Las Monjas Argentinas cuando conoció a Brunet en la pastoral del Luis Campino. Ambos tocaban guitarra. De hecho vivían a pocas cuadras en el barrio Bustamante. “Incluso volvíamos juntos de clase”, recuerda. “Éramos tan amigos que mi mamá no me dejaba salir si no salía con él. Yuntas, del verbo yuntas”, explica. En 2008, Soto sufrió violencia intrafamiliar de parte de su marido. Decidió irse de casa con sus hijos para nunca más volver.
“A las pocas semanas me encuentro con Brunet en el Parque Arauco. Me vio unos moretones que tenía en el brazo. Le conté y me dice, ven a hablar conmigo y yo te ayudo. Me fui a su oficina en Vitacura y me cobró 1 millón 800 mil pesos. No tenía, así que le pagué la mitad al contado y el resto en tres cheques que me prestó mi mamá. Incluso tuve que vender mi auto. Hizo un par de gestiones y nada más”, recordó. Según la afectada, “después de eso nunca más logré comunicarme con él, me cortaba, no me respondía los mensajes. “Un día de hecho me llamó diciéndome que tenía un problema de flujo de caja y me pidió ayuda con 600 lucas. Le dije no tengo esa cantidad, pero 150 mil sí. Fue hasta mi consulta en Maipú a buscarlas”. En suma, Soto perdió 1 millón 950 mil pesos.
Cagó a sus compañeros
La lista de afectados por este abogado no termina. Otro es el ingeniero comercial Claudio Simón, también del Luis Campino, que en 2008 fue contactado a través de Facebook por Brunet. “Un día me llamó y me dijo que estaba en la clínica; que estaba con su hijo enfermo y que tenía un problema con el teléfono celular; que tenía que pagar la cuenta, que eran 80 mil pesos y me pidió que se la cancelara y que al día siguiente arreglaríamos. De eso han pasado cuatro años y nada”, reveló Simón. Simón, quien nunca se atrevió a denunciarlo “por el círculo de poder en el que se mueve”, asegura que “lo que me pasó es una monería en comparación con lo que le pasó al resto”, como el caso de un empresario, quien habría sufrido la pérdida de más de $ 7 millones.
Un caso similar lo constituye María Paz Soto, hermana de María Victoria, quien perdió $ 50 mil desde noviembre de 2008. Brunet usó la misma estrategia: su hijo enfermo. La mujer, contactada por este diario reconoció los hechos; que Brunet le dijo lo mismo que a Simón y a su hermana, solicitándole 640 mil pesos. Por suerte no tenía esa cantidad, pero le transfirió lo que le quedaba en la cuenta. “Este sujeto me cuenta que está complicadísimo porque necesita $640.000, que está terminado de tramitar una cuenta corriente nueva y que como no está lista le va a rebotar un cheque de la clínica. y que en tres días más me devolvería el dinero. (ahora que lo pienso en frío es imposible emitir un cheque de una cuenta corriente que no está tramitada… pero claro, en el minuto uno no piensa bien…. ¡Abran los ojos!)”, escribió en su facebook. Hasta ahora tampoco le ha pagado, pese a los cientos de intentos, consignados en las redes sociales.
Otro caso es el del psicólogo, Alejandro Valenzuela, también compañero del Luis Campino y amigos de la pastoral. “En 2008 aparece Marcelo Brunet por facebook. Que tanto tiempo que no sé de ti, que juntémonos. Le digo, qué buena onda. Yo quería divorciarme y me dijo que me cobraba 2 millones y medio. Le dije, oye ¿ando con el cierre abajo que me quieres ver las bolas?”, relató Valenzuela. Finalmente el tema no prosperó. Sin embargo, Brunet comenzó a pedirle dinero aduciendo que tiene problemas económicos: “Me pide plata, que su hija estaba muy grave internada en la clínica alemana. Al decirme eso mi corazón se ablandó. Pensé: es un amigo mío y le digo cuánto necesitas. Me dice 300 mil pesos. Después otros 100 mil. Se los pasé. Marcelo me vuelve a llamar dos meses después y me dice ¿tienes 500 mil pesos?. No, le respondí. Pero pásamelos en tres cheques, me dijo. De nuevo accedí”, asegura el profesional. Pasaron las semanas y el primer cheque salió protestado, pero quien lo cobró fue un factoring. “Lo comencé a hostigar para que me pagara, pero de eso han pasado más de cuatro años. Incluso tuve que pedir un crédito, fue un tremendo problema”, rememoró. Junto a otras peticiones, la suma alcanza más de 1 millón y medio de pesos.
FOTOS DEL DESALOJO
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