Demos vuelta la pregunta: ¿Por qué razón votaría la gran mayoria del país por políticos definidos como de extrema derecha? La extrema derecha es el brazo político directo del 1% que domina el país. Una tropa de reaccionarios fanáticos religiosos que disfrutan de todos los privilegios y no quieren perder ni un centímetro de su posición. Defensores acérrimos del status quo, se oponen a todas las reformas y cambios que se proponen. Ojo, cuando decimos que se oponen a «todos» los cambios es porque en verdad se oponen a todos, hasta los más básicos y lógicos. Basta mencionar que UDI y RN hasta hace no mucho, estaban en contra de la ley de divorcio y a que continuara la discriminación hacia los hijos nacidos fuera del matrimonio. Por más que sean de extrema derecha, lógico que no lo asumirán jamás, necesitan que «el perraje» vote por ellos.
Démosle otro ángulo a este absurdo: Si no existe nada más «a la derecha» de la Alianza, ¿como pueden sugerir si quiera que son de centro? Peor aún: Si la Alianza «es de centro» ¿la Nueva Mayoría es de izquierda? Estamos hablando del mismo conglomerado que pese a ser mayoría en el Congreso continúa legislando de manera neoliberal de la mano de la UDI y haciendo todas las reformas «en la medida de lo posible». Vamos aún más allá: Si UDI y RN son de centro (y la Nueva Mayoría de izquierda), ¿qué chuha somos los que no votamos por ninguno de los dos? Siguiendo la lógica de Hernán Larraín, para él debemos ser una célula latinoamericana de Al Qaeda, un nuevo estado independiente de ISIS o simple chusma ideologizada seguidores de Bane.
La gran culpa acá la tiene el periodismo cobarde y cómplice que no fue (ni es) capaz de confrontar a esta manga de mitómanos compulsivos (cabe mencionar que Hora 20 era el único espacio que lo hacía y los sacaron del aire). Si algún político de UDI, RN o Evópoli dicen que son de centro, por ética el periodista tiene la misión de exponerlo, enfrentarlo y decirle en su cara que está mintiendo. Pero como estamos en Chile y el monopolio ideológico de la prensa es total, en vez de medios de información tenemos agencias de propaganda y en vez de periodistas tenemos relacionadores públicos. ¿El día de la libertad de prensa? en nuestro país es una anécdota que no sirve ni como feriado.
Tal como dice el dicho: «Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña», tenemos que ser nosotros los que debemos desenmascarar a estos sinverguenzas. La Alianza no es de centro, la Nueva Mayoría no es izquierda, los medios de información desinforman y la gran mayoría de los periodistas chilenos son unos cobardes. A la larga, esto de «derechas e izquierdas» disfraza y oculta algo mucho más simple que es lo que nos debería interesar a nosotros: La silenciada lucha de clases. Si alguna vez dejamos deja de ser la vulgaridad de país que somos ahora, será por la acción de nosotros mismos. La «célula latinoamericana de Al Qaeda» que se cansó de que les metieran el pico en el ojo.
