La oposición del aborto por parte de la ultraderecha es cualquier cosa menos defensa a «los que están por nacer», mucho menos a las mujeres, si no que más bien, de lo que se trata es defender sus privilegios como clase dominante. Es por esta razón que sus «argumentos» cada vez será más irracionales y vergonzosos, desde decir que si se despenalza el aborto aumentarán las violaciones hasta lisa y llanamente mentir y falsear información como lo hace la UDI.
Por eso es que no deja de sorprender que el diputado Enrique Van Rysselberghe, por más imbécil que sea, revelara sin asco que le preocupa «el decrecimiento demográfico». O lo que es lo mismo, que haya menos mano de obra barata a la cual explotar por salarios mínimos y condiciones laborales indignas.
Y es que un país donde el 50% gana menos de 300 mil pesos, donde la salud y la educación no están garantizados y donde gracias a que unos pocos manejan la economía a su antojo el desempleo es estructural, argumentar que si se aprueba el aborto perjudicará el decrecimiento demográfico, sólo refleja que su único interés es seguir aumentando la cantidad de pobres.