La crisis moral de la burguesía chilena es perturbadora, y no hablamos precisamente de su capacidad para el delito, todos sabemos que lo de robar y estafar lo llevan en la sangre. Hablamos de su histórica predilección por la reproducción incestuosa, que los tiene actualmente en una espiral de estupidez y deformación facial sin precedentes, encontrándonos en este generación en el punto de no retorno de la involución humana.
No por nada en el último estudio de la OCDE (Organización en Contra del Derecho Endogámico) que midió el porcentaje de familias de un país que se casaban entre hermanos, Chile ocupó el primer lugar con un 15% de personas que procreaban entre ellos siendo que tenían el mismo lazo sanguíneo. Como advierte el estudio, las consecuencias psicológicas de la endogamia sistemática en el mismo extracto social genera seres no pensantes, con poca capacidad neuronal, extremadamente cobardes, altamente manipulables, con delirios de la guerra fría e incapaz de sostener un debate.
Si amamos a nuestro país, tenemos que exigirle a nuestros políticos que prohiban la reproducción endogámica de los cuicos. ¿Tenemos que esperar a que nazcan sin cerebro? ¿Tenemos que esperar el momento donde ya no puedan esconder su cola de chancho? El problema reside en que como son los dueños del capital (gracias a Pinochet), por más estúpidos que sean siempre obtendrán los mejores trabajos gracias a su red de contactos, por lo que de no hacer algo pronto, nuestro país se irá directo al despeñadero. Señora Bachelet haga algo, hágalo por Chile.