Mientras la burguesía y sus medios de comunicación armaron un escándalo con el falso secuestro de José Pablo Avaria, el «estudiante de derecho» que cayó en un absurdo cuento del tío que lo tuvo recorriendo 7 horas todo Santiago, a modo de contraste, vale la pena recordar el caso de José Huenante, el primer detenido desaparecido en democracia, cuyo caso apenas salió en los medios. Una columna de El Quinto Poder resume el caso:
José es hijo de madre mapuche, soltera, analfabeta, temporera. Dejó la escuela en séptimo básico, y trabajó para ayudar a solventar los gastos familiares. Ellos al igual que sus amigos, lo describen como un joven alegre y querendón, a quien le gustaba jugar a la pelota frente a la casa de su tía materna, casa que él llamaba hogar. Este 3 de Septiembre del presente año, se cumplen 10 años desde que José es un “detenido desaparecido”. En un país en que ese calificativo cala hondo en la psique nacional, que sea un menor de edad, desaparecido por obra de Carabineros, debió generar conmoción en el gobierno y en la opinión pública. Sin embargo, transcurrieron cuatro años antes de que el caso de la desaparición de José fuese noticia.
José, de 16 años, fue subido a una patrulla de carabineros en una acción de “redada” en la Población Mirasol, a eso de las 2:30 de la mañana. Es lo último que se sabe de su paradero. Burlándose de la condición de analfabetismo de la familia de José, Carabineros negó durante años haber arrestado al menor de edad. Solo en marzo de 2009, Carabineros “desvincula” a 3 sospechosos: al sargento 2º, Juan Ricardo Altamirano Figueroa; al cabo 1º, Patricio Alejandro Mena Hernández y al cabo 2º Cesar Antonio Vidal Cárdenas. Se acusa a estos oficiales de adulterar el “Libro de Registro de Detenidos”. No cuadra la justificación de kilometrajes recorridos esa noche y existe un vacío en la bitácora de servicio entre las 02:00 y las 06:00 AM del día 03 de septiembre de 2005.
El caso de José ha sido calificado como un “hecho aislado” por el Jefe de Prefectura de Llanquihue, el Coronel Pedro Messen Castro. Yo lo llamo crimen. El 30 de agosto se conmemoró el día nacional del detenido desaparecido. El rostro y nombre de José tristemente vienen a engrosar la larga lista. No puedo dejar de pensar que si José tuviera (por ejemplo) apellido Cox, otro hubiera sido el actuar de la justicia. No puedo dejar de pensar que si José fuese hijo de una mujer profesional, otro hubiera sido el actuar de Carabineros. No puedo dejar de pensar que si José tuviera madre influyente y apellido rimbombante, otro hubiera sido el actuar de los medios de comunicación. No puedo dejar de pensar que mi país es clasista y discriminador. No puedo callar mi indignación por la desaparición de José Huenante en democracia.
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