Mientras en el Congreso se debatía sobre la idea de legislar el proyecto de ley que despenaliza el aborto bajo tres causales (inviabilidad fetal, riesgo de vida de la madre y violación). Fuera del Parlamento se manifiestaron en contra de la iniciativa, dentro de este grupo estaba el Obispo de Valparaíso Gonzalo Duarte, quien protestaba gritando con una guagua en brazos.
Lo «simpático» del asunto, es que el Obispo Gonzalo Duarte, el año 2012 fue acusado de proteger y ser parte de una red de abuso de menores al interior de la iglesia. Artículos de La Nación, Radio U de Chile, The Clinic y El Mostrador de la época señalaron al respecto:
Mauricio Pulgar, quien puso su testimonio a disposición de las autoridades eclesiásticas, dijo que comenzó a sufrir tocaciones a los 13 años. El sacerdote a quien apuntó como responsable de las vejaciones en su contra -ocurridas años más tarde en la Parroquia de Los Andes-, le aseguró que se trataba de una “iniciación”. En la oportunidad el victimario le dio varios nombres: Francisco Javier Errázuriz, Cristián Caro, Javier Prado y el actual obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte.
Una vez que decidió entrar al seminario en 1992, Pulgar, afirma haber sido víctima de nuevas presiones por parte de los sacerdotes Mauro Ojeda, José Olguín, Mario Lisperguer y del actual obispo de la diócesis de Valparaíso, Monseñor Gonzalo Duarte, algunos de los cuales además le realizaron tocaciones indebidas, justificando su comportamiento como parte del proceso formativo.
Junto a eso, durante su pasar como asesor eclesiástico en la parroquia de Los Andes, donde el sacerdote Humberto Henríquez lo habría drogado y practicado sexo oral mientras Pulgar estaba sedado. Sorprendido en la situación, el cura le confesó que en la Iglesia había una especie de “iniciación” y le confesó la “homosexualidad activa” de los obispos Francisco Javier Errázuriz, Cristián Caro, Javier Prado y el actual Obispo de Valparaíso, Gonzalo Duarte, a quien también acusa de actitudes impropias con seminaristas mientras éste era profesor de liturgia en el seminario San Rafael.
Según Pulgar, en el seminario era normal que hubiese “tocaciones”. “Si te gusta una mujer te castigan y te prohíben recibir cartas, pero las personas que tenían ambigüedad sexual no. Existía una denigración de la imagen de la mujer y principalmente el tema que te presionen a que te tiene que gustar que te abrecen, que te tomen la mano, que te empiecen a hacer cariño en el cuello y esa obsesión de estar encerrado contigo en la pieza”, agregó.
Acusó que existía una “obsesión por parte de Javier Prado y Gonzalo Duarte por llevarse a los seminaristas el fin de semana a su casa o a su departamento privado. Si tú no ibas, no pertenecías a su círculo cercano, por lo tanto no tenías regalías como era salir los fines de semana, te mandaban a las pastorales más difíciles, obviamente no te consideraban para ninguna cosa”.
AÑO 2015… RECIÉN SE DEBATE SOBRE EL ABORTO… Y UN CURA DENUNCIADO POR PEDOFILIA PROTESTA CON UNA GUAGUA
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