Las variables a considerar para que un agresor sexual pudiera expresar alegría ante la aprobación del proyecto que despenaliza el aborto, como múltiples políticos de ultraderecha así lo han expresado, (Nicolás Monckeberg, Soledad Alvear y en general toda la UDI), constituye el acto de desesperación más grande y jamás antes nunca visto, tanto por la defensa de los intereses de la burguesía, como el odio más misógino hacia las mujeres.
¿Acaso a un violador le interesa ejercer el rol de padre de la criatura que engendró por violación? ¿No es suficiente trauma una violación para después obligar a la víctima a tener un hijo? Mejor aún: ¿cómo chucha saben estos enfermos lo que le alegra a un violador? Aquí estamos en presencia del terrorismo de la falacia. Una tropa de sádicos, sin moral alguna, que ni se inmutan en mentir y en argumentar barbaridades para defender la desigualdad y los privilegios de su clase social.
Si están en contra la educación gratuita, en contra de que todos tengan acceso a salud, en contra de los sindicatos y los derechos laborales, en contra de subir los sueldos, y hasta defienden el robo que realizan las AFP, lógico que la burguesía se opondrá a cualquier proyecto de aborto. Necesitan mano de obra barata y que nazcan la mayor cantidad de gente pobre posible.