Por si alguien tenía dudas de que los Pinochet no son más que unos delincuentes que en toda su vida no han hecho otra cosa que saquear al país para enriquecerse, al conocido desfalco realizado en el Caso Riggs, una investigación de Ciper Chile reveló que Lucía Hiriart, a continuado vendiendo los terrenos cedidos gratis por el Estado a Cema Chile, acumulando sólo con esto, una fortuna estimada en 6.300 millones de pesos. Parte del artículo señala:
La venta de una propiedad en Chillán en diciembre por más de $780 millones abrió la puerta al negocio que aún controla la viuda de Pinochet: los bienes que el Estado cedió a la Fundación Cema, de la cual es presidenta a perpetuidad. El millonario patrimonio ha sido vendido sin que haya registro contable de ello ni del destino de esos dineros que superan los $6.300 millones, según descubrió CIPER. Hasta los US$150 mil que legó el famoso escenográfo Raimundo de Larraín a Cema, desaparecieron. En los registros aparecen pagos a hijos, nietos y bisnietos del matrimonio Pinochet. El juicio está paralizado.
Hasta ahora se creía que eran 113 las propiedades que el Estado tenía repartidas por todo el país y que entregó gratis a Cema. Así lo señalan los registros que el Ministerio de Bienes Nacionales envió a CIPER hace tres años (ver lista). Pero una silenciosa venta en Chillán, a fines de 2014, da cuenta de que el número real de inmuebles regalados a Cema es mucho mayor que los reportados por el ministerio, que la maquinaria para venderlos sigue en marcha y que los ingresos que la fundación ha obtenido por ese concepto ya se alzan por sobre los $6.312 millones.
A Lucía Hiriart nadie la eligió para ocupar la presidencia de Cema. La hoy viuda de Pinochet llegó a esa posición en 1973 solo por ser la “esposa del Presidente”, en este caso de facto. Fue el punto de partida para transformar por completo la institución que la esposa del entonces presidente Carlos Ibáñez del Campo había creado dos décadas antes con el fin de prestar ayuda a la familia chilena, principalmente de “los hogares obreros”, por medio de una red de centros de madres creados en distintos puntos del país. Todo lo que vino después es lo que la PDI consideró para concluir en uno de sus informes que desde que la esposa de Pinochet asumió el cargo, la fundación “ha sufrido una serie de cambios, todos dirigidos a mantener el control en manos de la señora Lucía Hiriart”.
Fue algo paulatino, pero muy bien pensado. Primer paso: la nueva presidenta y su equipo de consejeras –compuesto por el resto de esposas de los integrantes de la Junta de Gobierno– eliminaron de los estatutos todas las alusiones sobre “la clase obrera” o “el pueblo”. Segundo paso: para ser presidenta de la fundación el requisito ya no era ser primera dama, sino que ahora había que ser la cónyuge del comandante en jefe del Ejército. Tercer paso: cambiar el foco. El objeto de la entidad dejó de ser el “bienestar material y espiritual” de niños y mujeres de escasos recursos en general, y pasó a centrarse sólo en “la mujer socia de los centros de madres”. Les impartirían talleres de artesanía y cocina, entre otros, y les entregarían viviendas sociales. Todo en los terrenos y edificios cedidos gratuitamente por el Estado. Fue así como llegaron a tener una red en todo el país.
TODO QUEDA EN FAMILIA
“Asesorías en materia de transportes”. Fue por ese concepto que Augusto Pinochet Hiriart fue destinado en 1978 “en comisión de servicios” desde el Ejército hasta la fundación que presidía su madre, la primera dama. Al menos eso es lo que dice en las actas de Cema que revisó la policía. Como los registros contables de esos años fueron eliminados, es imposible saber cuánto se le pagó y qué tipo de asesorías realizó, si es que realizó alguna. No fue el único miembro de la familia que figuró como empleado de la fundación. Ya antes se había acordado en una sesión del consejo que en la fundación “no deben trabajar parientes, salvo los casos de personal de exclusiva confianza y altamente calificado”. Eso fue en abril del ’76, el mismo día que una de las hijas de la presidenta de Cema, María Verónica Pinochet Hiriart, quedaba a cargo de sus nuevas “galerías artesanales”.
En marzo de 1997, la hermana del general Pinochet, María Teresa Pinochet Ugarte, figuraba como vicepresidenta regional de Cema. Ese mismo año, apareció una nueva generación: María Verónica Pinochet Molina ingresó a la fundación que preside su abuela como “encargada de Relaciones Públicas”. Cuando la PDI le preguntó por su trabajo en la fundación, reconoció que no tenía título ni estudios superiores, que sus labores eran “más bien menores” y que no estaban “plenamente identificadas con los de una relacionadora pública”. Aún así ejerció el cargo por cinco años y durante todo ese período se le pagó un sueldo mensual de poco más de $500 mil. A eso se suma que en 2001 fue beneficiada con una “ayuda social” por concepto de “servicios educacionales” para dos de sus hijos, dinero que devolvió a Cema en 2005, en medio de la investigación de la justicia. Otra miembro del clan Pinochet Hiriart se vio directamente favorecida con los recursos de la fundación: Jacqueline, la menor de los cuatro hijos del general, recibió de Cema tres préstamos que suman un total de $11 millones. Sólo devolvió la mitad de ese monto.
1) Y LOS FACHOS, EN SU ESTUPIDEZ, CONTINÚAN DICIENDO QUE LOS MILITARES Y PINOCHET «SON PATRIOTAS Y SALVARON A CHILE». CUANDO LO ÚNICO QUE HAN HECHO ES DESFALCAR AL ESTADO PARA ENRIQUECERSE
2) ESTE PAÍS SEGUIRÁ SIENDO UNA VERGUENZA HASTA QUE NO EXPROPIEMOS CADA PESO DEL ESTADO QUE LOS FACHOS SE ROBARON EN DICTADURA