Lucía Hiriart de Pinochet, conocida en el mundo entero como «La Vieja», pese a sus conocidos graves problemas para controlar el esfinter, (se hace caca cada 17 minutos), con pañales y todo encabezó el homenaje por los 100 años del natalicio de su esposo, el tirano sádico traidor asesino delincuente dictador narcotraficante.
El simpático evento, realizado en una Parcela de Los Boldos, lugar seguramente utilizado en los años 70 como centro de tortura, fue organizado por la Fundación Pinochet, y llegaron alrededor de 500 personas, casi en su totalidad eximios chupadores de fusil, entre los que destacaban los delincuentes de sus hijos, el cocainómano de su nieto y el torturador ex alcalde UDI de Providencia Cristián Labbé.
Como señala Radio Cooperativa, el homenaje consistió en una misa donde le rezaron al dios particular de los fachos que avala robos y genocidios, para luego pasar a un cóctel en una carpa, momento en el que le regalaron a la familia Pinochet una bandera chilena en mástil de 20 metros de largo, el cual, según indican asistentes al evento, la vieja procedió a introducírselo suavemente por la raja.