La DC es ese pariente borracho que no se quiere ir de la casa, el vecino que te pide cosas y nunca las devuelve, la espinilla que te sale en la punta de la nariz justo cuando vas a salir, la ETS inoportuna que te contagias y te obliga a ir al doctor… Eliminar la DC, amigas y amigos, debería ser considerada una prioridad para todos los chilenos de bien. Estamos hablando de un partido político históricamente golpista, históricamente lame gónadas militares y empresariales, y donde todos y cada uno de sus militantes lleva el gen de la traición en su sangre.
El dicho de: «No hay DC bueno» no es una casualidad. Lo podemos ver día tras día, semana tras semana, donde comprobamos de manera sistemática que hacen todo lo humanamente posible por cagar y hacerle la vida imposible al pueblo. Alvear, Aylwin, Frei, Martínez, Burgos y los Walker, deberían ser ofrecidos como sacrificio humano a los dioses pachamámicos para reponer el inmenso daño que han hecho. Seres psicópatas y sádicos, enfermos de poder, que sólo gastan aire en este mundo. Proscribir esta verguenza de partido, en este sentido, constituye el primer gran paso hacia la evolución y desarrollo de nuestro país.