Como ya lo hemos mencionado anteriormente, la evidencia empírica es irrefutable: Ser facho afea física y psicológicamente. Por lo que conociendo este contexto, para nada debe sorprendernos la horrenda metamorfosis del UDI Joaquín Lavín. En ningún caso estamos diciendo que alguna vez fue bonito, siquiera presentable, pero la mierda de cara inhumana que tiene ahora no tiene punto alguno de comparación previo.
Estamos hablando de un caso que incluso supera al de Ernesto Silva, quien a pesar de tener recién 40 años, pareciera que fuera un anciano de 60 o del «juventud» UDI Max Pavez, que pese a tener recién 17 años ya parece un viejo de 47. Y es que al igual que todos los fachos, la maldad transformó a Lavín en un adefesio irresistible a los ojos, una pesadilla visual digna de ser escupida si cualquiera de nosotros lo ve caminando por la calle.
A todo lo anterior debemos sumar que Joaquín Lavín, como fiel seguidor de los fanáticos religiosos del Opus Dei, es sabido que acostumbran mutilarse para agradar a Belcebú, De hecho, según nuestras fuentes, Lavín se sacó los ojos en un ritual satánico para cumplir con los mandamientos de su enferma secta religiosa. Para rematar, no debemos olvidar que tiene una hija delincuente condenada por la justicia, seguro que eso también le afectó al punto de hacerse un auto-portonazo en la cara.
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