Un diputado que ni se inmuta en decir que los parlamentarios sobornados actuaron en «libertad de conciencia» pese a que «curiosamente» siempre votaron a favor de las pesqueras, que dice que recibir dinero de los empresarios no es cohecho, que tiene un amplio prontuario de corrupción, que se preocupa más por la constitucionalidad de anular una ley a que la misma haya sido aprobada a punto de sobornos, no sólo debe ser expulsado del Congreso, merece una detención ciudadana, ser amarrado a un poste con alusa y luego ser escupido durante días por corrupto y traidor del pueblo.
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