La historia es la siguiente: La coalición de partidos políticos de ultraderecha, antes Alianza por Chile ahora Chile Vamos, a través de su vocera la presidenta del PRI Alejandra Bravo, de manera bastante torpe, se refirió al Caso Caval asegurando que Bachelet «tenía que llorar menos y pedirle a su hijo que devolviera el dinero». Como si en su sector, particularmente la UDI, no tuvieran que devolver millones de lo que se han robado.
«Es inédito en época de democracia ver cómo la familia presidencial salía de un tribunal donde fue formalizada la nuera de la Presidenta producto de casos que no le corresponden y que golpean fuertemente la dignidad del trabajador chileno. Por lo mismo es que nosotros le decimos Presidenta: no llore tanto, mejor pídale a su hijo que devuelva el dinero».
¿El detalle? pasó por alto que los hijos de Piñera están involucrados en el Caso SQM donde emitieron boletas falsas a través de la empresa Vox Populi, y que su partido el PRI, mientras ella era la vicepresidenta, recibió 366 millones de pesos de SQM, algo absurdo considerado el paupérrimo nivel de representación que tienen. Hecho que motivó la formalización de 6 dirigentes del partido, y donde ella misma, que ahora se las da de justiciera anticorrupción, defendió al presidente de su partido. Sin ir más lejos, Lily Pérez fue drástica en señalar que: «El PRI se armó en las oficinas de SQM y que sólo son un grupo de operadores políticos pagados por ellos».
Y ESTOS MISMOS DELINCUENTES, SOBORNADOS POR LOS EMPRESARIOS A MÁS NO PODER, SON LOS QUE PIDEN «MANO DURA» CONTRA LOS POBRES