En un país que necesita cientos de nuevas leyes para dejar de ser la verguenza que somos ahora, y mientras desde el poder viven hablando sobre que «hay que aumentar la transparencia», que los parlamentarios anden más preocupados por castigar las filtraciones en vez de los delitos que comete la elite, constituye la maniobra de censura más evidente desde los tiempos de la Dictadura. Explicado con manzanitas, cualquiera que «filtre» información sobre los múltiples casos de corrupción política/empresarial del último tiempo, recibirá más castigo que un empresario que se colude, que un político que recibe sobornos o que ambos cuando estafan, roban y evaden impuestos.
La Ley Antifiltraciones no es otra cosa que una verdadera «Ley Mordaza» destinada a esconder y tapar los delitos «de cuello y corbata». ¿El mayor chiste? Toda esta defensa a la «honra» y «presunción de inocencia» de los políticos y empresarios investigados por corrupción, se da justo al mismo tiempo en que legislan de manera absolutamente opuesta en contra del pueblo. Esto es, aprobando medidas como el regreso de la detención por sospecha, la capacidad de Carabineros a requisar imágenes y videos, y la aún más fascista pena de cárcel para cualquier persona que sea acusada de agredir a Carabineros «aunque no existan señales de lesión».
A modo de síntesis. Mientras la elite, entendida como la minoría explotadora que disfruta todos los privilegios del sistema económico, cada vez está más protegida y resguardada, la clase trabajadora, la mayoría, cada vez tiene menos derechos garantizados. ¿La razón de esto? El pensador anarquista Miguel Amorós lo señala claramente: «Cuando la clase dominante entra en conflicto con la democracia trata de salir mediante estados de sitio encubiertos». Justamente, lo que está pasando ahora en Chile. Y es que en un sociedad que está despertando, que ya se dio cuenta de que los están cagando y está apuntando directamente a los responsables, la elite a través de sus títeres, los políticos, están desesperados sacando leyes para protegerse. No nos vengan a decir estamos en democracia, no nos vengan a decir que los parlamentarios representan al pueblo.