El periodista Fernando Paulsen, en una columna para The Clinic, criticó duramente el proyecto de Ley Antifiltraciones, conocido como la Ley Mordaza, que sancionará tanto a fiscales como a la prensa por informar sobre los casos de corrupción política empresarial desatados en el país, asegurando que era absurdo que los mismos que en Dictadura aplaudían al periodismo independiente, ahora recurren a las amenazas legales para silenciar la corrupción que ellos cometen.
Se pretende reiterar la lógica de que, para que los tribunales hagan bien su pega, los periodistas tenemos que hacer mal la nuestra. Lo hacen amenazando en teoría a los funcionarios judiciales, pero basta leer el proyecto de ley para darse cuenta que quien efectivamente es la víctima de la prohibición es quien publica y quien firma. En democracia, sufriendo las consecuencias de la más mínima de las vigilancias de la prensa y la ciudadanía, desacreditados por acciones ilegales comprobadas y embarcados, varios, en un plan de abierta impunidad para los casos de financiamiento ilegal de campañas políticas, se utiliza el Congreso y sus leyes para acallar lo que denominan “filtraciones”.
Los mismos que, en Dictadura, aplaudían cada acto del periodismo independiente de desafiar la censura, en democracia, cuando se supone que el libre flujo de información es más apreciado, recurren a las amenazas legales para evitar que se conozca lo que conviene mantener oculto (…) No solo es irracional y grosero lo que se pretende hacer. Además, es inútil. 26 años de democracia han hecho germinar una vocación de intolerancia para medidas autoritarias. Mucho más si son producidas para resguardar a quienes están en el poder por voluntad ciudadana y, precisamente por ello, se les debe vigilar.
El olvido es la materia prima de la impunidad. Y contra esa impunidad -ayer y hoy- solo hay un antídoto efectivo: la memoria. Que es precisamente lo que hoy se quiere esconder, prohibiendo que se conozca lo que imputados y testigos declaran, hasta que pase el tiempo y poco importen esas declaraciones, porque ya las cosas habrán sido convenientemente zanjadas. (…) De mí, no esperen que acate en democracia lo que como periodista, junto a muchísimos colegas , no estuvimos dispuestos a acatar en Dictadura. Vergüenza de proyecto de ley. Vergüenza que tenga el patrocinio del ministerio de Justicia y de Interior. Les aviso hoy: me cago en su prohibición.
LEY MORDAZA PARA FISCALES Y PRENSA, DETENCIÓN SIN SOSPECHA PARA EL PUEBLO
ASÍ ES COMO BACHELET Y LA NUEVA MAYORÍA VEN LA «DEMOCRACIA»