Más allá de la polémica, a nadie le debería sorprender que los militares hayan gastado 4 millones de dólares sólo en comprar copete. Después de todo, estamos hablando de vagos que se levantan y quedan desocupados. «Seres» más flojos que la mandíbula de arriba, que como no trabajan, disponen de mucho pero mucho tiempo libre. Si a esto le sumamos que la gran mayoría presenta graves problemas mentales, (nadie en su sano juicio podría ser militar), lógico que sus enormes carencias personales los harán caer en el alcohol, las drogas duras y golpear a sus parejas.
Y es que la relación entre la cocaína y los militares chilenos tiene una larga data. Para muestra está la verdadera red de narcotráfico creada por Pinochet para introducir la pasta base en las poblaciones, el cargamento de cocaína descubierto en un container del Ejército el año pasado, y que por ejemplo, el propio nieto hijo de Pinochet, como buen ex militar, fue sorprendido jalando en una plaza de Antofagasta completamente angustiado. Por todo lo anterior, usted no vuelva a decir más «valientes soldados» para referirse a los militares chilenos, refiérase a ellos como jaleros soldados, valientes borrachos, o simplemente como vagos culiaos asesinos traidores del pueblo.