El periodista Mauricio Weibel, el mismo que a través de su libro «Traición a la Patria» reveló el desfalco al Estado realizado por las Fuerzas Armadas con la Ley Reservada del Cobre, a través de su facebook, explicó de manera didáctica, el grave error que cometió Bachelet al querellarse contra Revista Qué Pasa.
La presidenta Michelle Bachelet fue una de las mas altas autoridades de Naciones Unidas en el mundo. Ella sabe con certeza que la persecución penal a periodistas es un acto que esta por fuera de todos los estandartes democráticos internacionales que ella misma defendió y promovió en todos los continentes. La Revista Que Pasa publicó una información errónea y, según ellos mismos, sin los estándares éticos y periodísticos mínimos. O sea, algo muy grave. La presidenta, como autoridad, tiene todo el derecho a exigir replica y retractación. Esos derechos los apoyamos todos.
La presidenta Bachelet debió adoptar ese camino, que es el camino de la democracia. Es decir, negar los hechos, pedir retractación y explicar a la ciudadanía que, aunque la ley se lo permite, no iniciaría acciones penales porque aquello no es aceptado internacionalmente. Sin embargo, la mandataria prefirió abrazar las practicas del autoritarismo que aun subsisten en nuestra legislación. Es decir, las mismas practicas que ella rechazaba como alta funcionaria de la ONU.
Bachelet pidió la cárcel de periodistas y un pago en dinero. ¿A eso se reduce su honra? ¿Esa quiere que sea una de las postales finales de su gobierno? ¿En serio? La presidenta Bachelet, otrora alta funcionaria de la ONU, sabe que la persecución penal y pecuniaria de periodistas es una practica rechazada por la ONU, entidad en que ella fue una de las mas altas autoridades, insisto. El juicio durara meses, periodo en que los organismos de derechos humanos y de Naciones Unidas le recordaran permanentemente a la presidenta Bachelet su profundo error jurídico y político.
En el estándar democrático, lo que corresponde es la acción civil y política. La retractación del medio, dejar en evidencia la falsedad de lo informado. El encarcelamiento y el pago en billetes queda para los autocratas y dictadores. No para los lideres democráticos reconocidos internacionalmente, como ella. Alarmante, por cierto, es la incapacidad de amplios sectores para no entender estas diferencias, sancionadas hace décadas en el mundo democrático.
El autoritarismo, por cierto, es un problema cultural y que en nuestro país atraviesa a a todos los colores políticos. Sin embargo, hay algo que debe ser intransable. Los estándares democráticos internacionales son intransables. No se pueden respetar solo cuando se es funcionario de la ONU en Nueva York.