Como ya ocurrió en Valparaíso para el 21 de Mayo, el día de ayer, no pasó desapercibido que Carabineros nuevamente dejó actuar en la más completa impunidad a los «encapuchados», para concentrarse en reprimir y detener sólo a los estudiantes que marchaban pacificamente. Algo que ya no es casualidad, y se repite en cada marcha y protesta.
Es así como en el ataque que sufrió la Iglesia de la Gratitud Nacional, ocurrió el absurdo de que la prensa no sólo llegó antes, (y se hizo un festín con las imágenes), si no que estuvo varios minutos grabando la situación, sin que un sólo Carabinero apareciera. Algo que para los presentes en el lugar, fue demasiado obvio. Esto sin contar con la brutalidad que significa mojar y disparar lacrimógenas a mansalva, algo tan violento que en otros países está prohibido.
Y es que ya no lo pueden desmentir, Carabineros deja actuar a los «encapuchados». No existen dobles lecturas. ¿Los motivos? Lo más seguro es que para validarse, ya que mientras más destrozos existan, más atribuciones tendrán para reprimir en la próxima manifestación. Algo que necesitan para satisfacer sus depravaciones y psicopatías, perfil que siempre buscan en la institución. Eso si, siempre teniendo como víctimas a los estudiantes, especialmente a las mujeres.
Otro tema no menor son los «encapuchados» que los mismos Carabineros ponen en cada marcha. (Y por eso siempre ponemos la palabra entre comillas) Y no se trata de ningún «Salfatismo», estamos hablando sobre algo de lo que existe amplia evidencia. Siendo el caso más conocido el de Raúl Castro Antipán, el infltrado que reconoció hacer atentados para culpar a los mapuche. Algo que curiosamente no salió mucho en la prensa, siendo que hasta un Capitán de Carabineros lo terminó reconociendo.
En cualquier país serio esto sería un escándalo. Pero como estamos en Chile, donde los medios masivos y los políticos funcionan bajo los hilos de la clase dominante, esto se silencia y se esconde. Para peor, ni se arrugan en querer darles aún más poder a Carabineros, en esconder la manera de fiscalizar los abusos que cometen y más encima se encuentran en campaña para acabar con los Derechos Humanos. ¿Democracia? Tan falsa como el interés de Carabineros en perseguir a los «encapuchados».
NOTA DE GAMBA:
SI ALGUIEN ENTENDIÓ ESTA EDITORIAL COMO UNA CRÍTICA A LOS ENCAPUCHADOS, ES TODO LO CONTRARIO