El destacado Biólogo y Premio Nacional de Ciencias, Humberto Maturana, en entrevista para La Tercera, realizó un notable análisis a la realidad chilena, criticando duramente el discurso impuesto de la competencia y la búsqueda de exito.
“Convivimos como si pensáramos que todo lo bueno, todo lo deseable, todo lo de calidad en la convivencia se obtuviese en la competencia, en la lucha, en el esfuerzo y en la búsqueda del “éxito”, que en este presente consiste en alcanzar el “poder” que nos da el dinero y la certidumbre de la verdad. Y para alcanzar este “poder” nos enajenamos en tener que hacerlo mejor que otro… y hasta en la propaganda radial decimos el que pestañea pierde, ¿pierde qué?”.
“En el mundo biológico no hay competencia. El competir es un emocionar estrictamente humano (…) ocurre como un acto que busca consciente e inconscientemente negar al otro, a los otros, y en el cual nos negamos a nosotros mismos, pues el otro pasa a ser el referente de la calidad de lo que hacemos”.
“Pienso que si en verdad queremos convivir nos encontraremos espontáneamente viviendo y conviviendo en el mutuo respeto, en el respeto por nosotros mismos, en la honestidad, en la ética social, en la equidad, en la colaboración y en el conversar reflexivo, en el deseo de conservar ese convivir. Y en este proceso nos encontraremos también sin darnos cuenta en un convivir democrático, dispuestos a no hablar más de la oposición en los procesos de gobierno, sino de la colaboración. Esto es simple si queremos convivir”
Esta, amigas y amigos, es la gran trampa del Capitalismo. Para que unos pocos ganen, muchos otros tienen que perder. Declararles la guerra a los pobres/excluídos que el propio sistema genera disfrazando todo de competencia. No ganan los mejores, como dicen tarados como Axel Kaiser, nunca lo han hecho. Siempre ganan los que tienen más dinero, siempre ganan los que ya están en una posición de privilegio. Discurso que además disfrazan de falso Darwinismo para naturalizarlo utilizando lo del: «El más fuerte sobrevive». Algo que jamás planteó Darwin, que siempre habló de «adaptarse para sobrevivir». El discurso de la competencia fomenta el individualismo, y el individualismo nos hace vulnerables. Y si de verdad queremos cambiar la cosas, la solidaridad entre nosotros es clave para lograrlo. La lucha de clases jamás había sido tan evidente.