El hecho de considerar la tortura de animales como un deporte o «actor cultural», sólo es posible en mentes psicópatas y trastornadas de infra-humanos completamente amorales. Por eso es que no debe soprendernos que los únicos que defienden esta aberración sean los fachos de la UDI y los huasos culiaos, ambos descendientes del mismo árbol genealógico de la estupidez y la perversión por culpa de la reproducción incestuosa.
De partida, hay que ser el rey de los imbéciles para considerar el rodeo como deporte. Deporte es el fútbol, el tenis, el ping pong, la payaya, no una mierda donde para jugarlo se necesita un caballo, un novillo, una weá gigante de madera y vestirse como idiota. Nadie puede jugar al rodeo en su casa, nadie que viva en una comuna con alcantarillado puede practicarlo.
¿Los defensores del rodeo dicen que es una tradición chilena? Sólo es otro pasatiempo más de la endogámica burguesía chilena. Y si fuera por catalogar como tradiciones nacionales todas los tradiciones burgueses, en cualquier momento declararíamos como tradición nacional la ignorancia, el incesto, casarse con la prima y proteger a sacerdotes pedófilos.
En resumen, el rodeo sólo es un invento de la oligarquía nacional para satisfacer su propia sed de depravación. Una verguenza a estas alturas del conocimiento humano es inaceptable, y tiene que ser prohibido a la brevedad. Y si los fachos y los huasos culiaos reclaman, proponemos que los metamos a ellos en una medialuna y los agarremos a patás en la raja. En una de esas, también logramos que se convierta en deporte.