Una de las muchas cosas que no se dicen con respecto a la crisis del Sename, como siempre ocurre en todas las privatizaciones, es el fracaso absoluto de la externalización. En este caso, hablamos de personas que están lucrando mientras niños pobres viven en un infierno. En este contexto, Bachelet anunció la inyección de 2.500 millones de pesos al Sename, que por supuesto, irán a parar casi en su totalidad a los bolsillos de los administradores privados.
“En primer lugar, estamos aumentando los recursos del Estado para mejorar los centros de atención directa”. En ese sentido, remarcó que «he instruido asignar $2.500 millones adicionales de forma inmediata, de aquí a fin de año. De igual manera, en el Presupuesto 2017 se contempla el reforzamiento de más de 16.500 millones en los actuales recursos del organismo, que irán a centros de administración directa.
Hagamos un ejercicio: El Estado tiene 10.000 pesos para los niños del Sename, se los pasa a empresarios privados que se quedan con 6 mil pesos dejando sólo 4 mil al Sename. (Haciendo un pésimo trabajo por lo demás). ¿No sería mejor destinar esos 10 mil pesos enteros directamente al Sename?. Las maravillas de las «subvenciones». Y después los empresarios nos hablarán de «libre mercado» cuando son las mayores sanguijuelas del Estado.