¿Recuerdan el escándalo que armó la prensa porque a un adolescente burgués supuestamente había sido secuestrado? Fue un día completo donde móviles de prensa, Carabineros y hasta Jorge Burgos se involucraron en este hecho. Al final, de manera vergonzosa, todo había sido una pitanza telefónica en la cual el jóven endogámico había caído de manera bastante absurda.
Comparen este hecho, con los 1.313 niños y adolescentes muertos mientras estaban «al cuidado» del Sename, que viven en un infierno y donde incluso son hasta prostituidos. La prensa no ha rasgado vestiduras, los políticos no han asumido sus responsabilidades y salvo los 2.500 millones de pesos anunciados por Bachelet, que es una cifra menor a lo que los militares gastan en copete, nadie ha armado un escándalo ante este verdadero genocidio de niños pobres.
Tras la crisis que vive el Sename, se encuentra la comprobación más palpable de la lucha de clases. Niños pobres en el más completo desamparo, que mueren en manos de los que se supone deberían cuidarlos. Todo resaltado por le hecho de que hay personas que están lucrando con esta tragedia. ¿Qué un niño está enfermo? Da lo mismo, lo importante es no gastar dinero en él y que se muera lo más rápido posible, así se puede traer a otro niño pobre sano para que el Estado siga pasando plata. Las «maravillas» de la privatización.
Como son niños pobres, sus familias no tienen acceso a los medios, no tienen exposición, no mandarán cartas, no reclamarán. De hecho, mucho de los niños del Sename ni siquiera tienen familia. Son los parias de la sociedad con los que el poder no quiere lidiar, que esconde y que intencional o no, mata de manera sistemática. ¿Habría un escándalo si en vez de pobres los niños del Sename fueran de la clase alta? La pregunta se contesta sola.