Es común que la progeria nacional (progresismo), y los nuevo mayoristas (empleados que no quieren perder su pega), repitan como loros la mentira histórica del: «Se le ganó a Pinochet con un lápiz y un papel». Primero, porque decir eso es una increíble una falta de respeto para los cientos de personas que murieron luchando. Segundo, porque gran responsabilidad la tiene EE.UU que le quitó el piso a Pinochet, (ellos lo pusieron y ellos lo sacaron). Tercero, porque es un fraude comprobado donde la Concertación pactó todo lo que se podía pactar con la Dictadura Cívico-Militar para que todo siguiera igual. Como bien lo señaló el periodista Patricio Bañados: «En el fondo, en el plebiscito del 88 ganó el SI»
Vayamos a los hechos: ¿Hubo justicia para con los militares asesinos y torturadores? ¿Los pocos que están presos están en cárceles comunes? ¿Se juzgó a los protagonistas civiles de la Dictadura? ¿Se recuperó todo lo que nos robó la burguesía a través de las privatizaciones a precio de huevo? ¿Se eliminaron las Isapres y las AFP?. Las respuesta a todas las preguntas anteriores es negativa. Como lo explicó detalladamente el historiador Gabriel Salazar, tras la supuesta vuelta a la democracia, la Concertación continuó administrando y profundizando el modelo económico y social impuesto con sangre durante de la Dictadura Cívico-Militar de Pinochet.
Por eso es que «celebrar» los 28 años del triunfo del NO es una verguenza. Y no es de extrañar que los que más lo hagan sean funcionarios de Gobierno, es decir, a los pocos que les fue bien con el cambio de nombre disfrazado de «transición». El pueblo, al que constantemente despolitizan con celebraciones como esta y al que le piden el voto cada 4 años para seguir cagándolo, conoce a la perfección la pantomima tras el supuesto triunfo del NO y el falso «retorno a la Democracia». No porque lo haya leído en libros, porque lo vive todos los días. Con sueldos miserables mientras unos pocos son cada vez más ricos, cuando se enferman y no tienen acceso a salud, cuando marchan por educación y Carabineros los reprime, cuando todo un país sale a la calle pidiendo acabar con las AFP y los supuestos «representantes» no tienen la más mínima intención de eliminarlas. Que la minoría acomodada siga celebrando fraudes, la mayoría hace años que se dio cuenta de esta farsa