Ejemplos de que los burgueses están cagados de la cabeza tenemos para dar y regalar, ejemplos de que la PUC es una verguenza para la humanidad y que debe ser quemada con todos los curas adentro, también tenemos por montones. En una nueva prueba de esto, bajo el título de: «El sexo salvaje y el género buscan destruir la familia y crear un nuevo orden mundial», la PUC publicó una hilarante entrevista a una vieja gagá hablando en contra del sexo, del aborto, de los homosexuales y de la identidad de genero. Todo adornado por una paranoia conspirativa digna de Salfate, algo que ya vimos con la mermelada de weas Andrea Bolbontín. A continuación lo mejor de este artículo, que recomendamos leer sin comer ni beber para que no se ahogen al cagarse de la risa.
La desregulación de las normas sexuales conduce a la destrucción de la cultura. La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 dice que la familia es el núcleo de la sociedad y que para permitir su existencia, es necesaria una regulación moral. Pero hoy con todas las agresiones que los niños reciben a través de los medios de comunicación, Internet y el tipo de educación sexual obligatoria que se imparte en las escuelas, es difícil que puedan convertirse en adultos maduros, capaces de asumir la responsabilidad de ser madres y padres.
La diferencia decisiva se produjo con la Revolución Cultural de los setenta. Promovida por estudiantes, hijos de la burguesía, la rebelión se basó en tres impulsos: los jóvenes se sintieron atraídos por las teorías marxistas (a pesar del muro de Berlín y los tanques soviéticos en Praga, en contra de la democracia); en segundo lugar estuvo el feminismo radical, que buscaba liberar a las mujeres de la «esclavitud de la maternidad» (éstas son las palabras utilizadas por Simone de Beauvoir ); el tercer impulso fue el de la «liberación sexual». Las palabras de moda en este sentido fueron: Cuando tu sexualidad sea “liberada”, habrás derrumbado cualquier tipo de condicionamiento moral, entonces se podrá construir una sociedad libre de la opresión. Esa generación, la mía, falló en el intento de involucrar al «proletariado», realizando una verdadera «carrera dentro las instituciones». Tanto es así que lo que antes era un movimiento de oposición, hoy es la política oficial de las grandes organizaciones internacionales, de muchos gobiernos nacionales, no sólo de la izquierda. Y los medios, que marcan pauta, siguen esta «agenda».
Por mi parte, me he centrado en el núcleo de esa revolución: la desregulación de las normas morales sobre la sexualidad. La revolución sexual global está promovida por las élites en el poder. Ya he mencionado a la ONU y la Unión Europea, pero al hablar de estas hay que referirse también a toda una impenetrable red de otras organizaciones ocultas: las que forman parte de los grupos industriales globalizados, las grandes fundaciones como la Rockefeller y Guggenheim, la gente muy rica como Bill y Melinda Gates, Ted Turner y Warren Buffett, o las organizaciones no gubernamentales de gran tamaño como la Federación Internacional de Planificación de la Familia (Planned Parenthood Federation) y la Unión Internacional de lesbianas y gays (ILGA). Todos estos individuos trabajan en los niveles superiores de la sociedad disponiendo para ello de enormes recursos económicos. Y todos tienen un interés común: reducir el crecimiento de la población en este planeta. El aborto, el control de la natalidad a través de los anticonceptivos, la destrucción de la familia: todo esto sirve para el propósito de crear un nuevo orden mundial.
El concepto de «Género» presupone que cualquier orientación sexual -heterosexual, homosexual, bisexual y transexual- es equivalente y debe ser aceptada por la sociedad. El objetivo es la superación de la «heterosexualidad forzada» y la creación de un hombre nuevo, que se permita la libertad de elegir y disfrutar su identidad sexual, con independencia de su sexo biológico. Cualquier persona que se opone a esto, individuos o estados, se les discrimina rotulándolos como «homofóbico”. Se trata de un ataque mundial contra el orden de la creación y, así, a toda la humanidad. Esto destruye las bases de la familia, entregando al déspota de turno a la persona que ya no es capaz de reconocer si es hombre o mujer (…) Esto es obviamente un asunto que nos concierne a todos. Nos guste o no, lo primero es poner orden en nuestra propia vida sexual, pues la vocación humana se eleva en el amor verdadero, el amor que da la felicidad. De lo contrario usted ni siquiera podrá encontrar la motivación para hacer frente a una batalla como ésta, que es por la dignidad humana, por la familia, por nuestros hijos, por el futuro.
1) Todas las personas homofóbicas y que se oponen a la identidad de genero son homosexuales no asumidos. Está comprobado por la ciencia
2) Tener dominio sobre el cuerpo de las personas es clave para mantener la dominación y las jerarquías del actual sistema económico y social que sólo beneficia a la elite. Las religiones fueron los primeros en comprenderlo