Un estudio del economista norteamericano Seth Zimmerman, confirmó nuevamente algo que a estas alturas todos sabemos: Que la meritocracia, el emprendimiento y la competencia no existen en Chile, y que en cambio reina el pituto burgués, donde los pulmones vírgenes de los hijitos de papá son apitutados con los mejores puestos de trabajo aunque sean unos imbéciles, mediocres y sin talento. Un artículo de El Mostrador detalla:
El “paper” muestra de manera contundente que en Chile, asistir a una universidad de élite aumenta las probabilidades de una persona de ascender a puestos de alta dirección en las grandes empresas e ingresar al grupo del 0.1% más rico, pero sólo si también asistió a una de ocho colegios privados exclusivos antes de la universidad. En otras palabras, una educación de élite sólo sirve para amplificar unos orígenes en la élite. El estudio reconoce que las personas procedentes de entornos desfavorecidos se benefician al recibir una buena educación, pero por regla general en Chile no ascienden tan alto como sus homólogos privilegiados.
Lo que revela el estudio es importante, porque vendría a confirmar la percepción de la élite como una comunidad cerrada, endogámica, basada en la procedencia y las conexiones por encima de la educación y los logros. No se puede entrar en la élite ni siendo inteligente ni habiendo ido a las mejores escuelas, a menos que ya se sea parte de ella por su origen social y familiar, lo que contraría el principio meritocrático del ideal capitalista, al menos en los textos. Zimmerman ya había publicado parte de esta investigación hace tres años. El nuevo estudio complementa y potencia la primera versión del estudio.
La investigación específicamente muestra que ingresar a Derecho, Ingeniería Comercial o Ingeniería Civil en la U. de Chile o Pontificia Universidad Católica mejora notablemente las chances de llegar a la elite empresarial y económica. Esa probabilidad se dispara aún más si también esos gerentes y directores de empresas fueron alumnos del St. George, The Grange School, El Verbo Divino, Colegio Manquehue, Tabancura, San Ignacio y el colegio Craighouse. Zimmerman afirma que para quienes provienen de los colegios restantes, incluyendo el Instituto Nacional, ingresar a las carreras universitarias anteriores no afecta las chances de terminar en los directorios o cargos gerenciales de las empresas más grandes de Chile listadas en bolsa.
Las cifras a las que llega la investigación de Zimmerman son contundentes: titularse de una de las tres carreras mencionadas de una de las universidades de la élite (U. de Chile y PUC) aumenta en 50% el número de esos alumnos de terminar en un alto cargo ejecutivo o en el directorio y en 45% el de pertenecer al 0,1% más rico de Chile. Si a eso se suma ir a esos ocho colegios mencionados los números son aún más dramáticos y se desploman a casi a cero para estudiantes de “backgrounds” no privilegiados y otros colegios.
Uno de los objetivos de su investigación era determinar el rol de instituciones de educación en países donde la desigualdad es muy alta, como es el caso de Chile. Las cifras que usa el economista de Yale es que el top 10% en Chile acapara el 41% de los ingresos, comparado con sólo el 30,2% en EE.UU. y 25,6% en Polonia. Pero cita otros datos para sugerir que el porcentaje en Chile podría llegar al 55% si se incluye ingresos por renta financiera. Y ahí el 1% acapara el 23% de todos los ingresos del país y el 0,1% se queda con el 11%.
Existe un elefante en la habitación y todos lo ignoran convenientemente: Todos y cada uno de los problemas en Chile tienen relación con la inaceptable desigualdad social que tenemos
O lo que es lo mismo: La lucha de clases entre una minoría explotadora y una mayoría explotada