Un artículo de The Clinic reveló una verdadera teleserie burguesa, en la cual la Federación de Polo, ese deporte que hacen los cuicos pajeros malos para la pelota donde todo el trabajo lo hace un ´pobre caballito, le debe 50 millones de pesos en gastos comunes a un lujoso condominio en Chicureo. En la trama encontraremos relaciones incestuosas, casamiento entre primos, arribismo y lo peor de la sociedad que encarnan los sucios burgueses. Parte del artículo señala:
Hace casi dos meses, un grupo de vecinos del Condominio Polo Manquehue I, decidió pasar a la ofensiva. Desde hace al menos siete años, aseguran, acumulan una deuda de cientos de millones de pesos en gastos comunes. Los responsables son varios propietarios y principalmente, la Federación Chilena de Polo, dueña de dos canchas al interior del condominio desde al menos una década, donde deportistas más top del país practican los fines de semana.
“Deben 50 millones y ni se inmutan, son lo más frescos que hay. Se jactan de condominio de elite y a mí me da vergüenza vivir aquí, entre morosos”, se desahoga una de las vecinas indignadas. Es por eso que idearon un plan para tomar la justicia por sus manos. Negarle la entrada a los poleros -al ser propietarios o visitas-, es ilegal. Sin embargo, poner a prueba su paciencia, no lo es. Sin querer queriendo, uno o dos autos podían quedarse en pana en la entrada, u otros por casualidad, instalarían una carpa al centro de la cancha de polo justo antes de un entrenamiento. También algunos desubicados podrían estacionarse justo en el lugar donde los camiones con caballos suelen ubicarse. La idea era hacer una especie de barricada, pero al estilo Chicureo. “Sé que suena radical, pero ya no sabemos qué hacer para que esta gente pague”, afirma la misma propietaria.
Pero apenas la Federación y vecinos aliados a ellos se enteraron del complot que se estaba planeando, ardió Troya. La Federación acusó a los propietarios a la Junta de Vecinos reiterando que “era imposible que no les dejaran entrar al condominio, a pesar de la deuda”. “Imagínate que varios nos acusaron de extremistas, desubicados, escandalosos. Esta gente no mueve un dedo”, dice una de las organizadoras. Frustrados en su plan de acción, pensaron levantar un lienzo en plena cancha de polo el fin de semana durante las prácticas, pero la motivación entre los vecinos ya no era la misma. Algunos se dieron vuelta la chaqueta y otros prefirieron dejar de meterse para evitar problemas. Pero la indignación se mantuvo ahí mismo, en silencio. Un empresario del condominio, se atreve a despotricar esa rabia: “Los fines de semana veo poleros llegar en Audis A8 que cuestan 140 mil dólares –cerca de 100 millones de pesos- con sus caballos magníficos. ¿Y dicen que no hay plata? Hay que ser muy care’ raja”.
“No vamos a seguir aguantando la indecencia de la Federación de Polo (…) de deporte de elite no tienen nada, de sinvergüenzas, mucho”, escribió una vecina cabreada en su Facebook en septiembre pasado. La publicación fue replicada por varios copropietarios. Algunos la aplaudieron, otros la criticaron. Conversar con los propietarios del Condominio Polo Manquehue I no es fácil. El silencio es mejor para sus relaciones comerciales y personales. Prefieren hablar desde el anonimato y no revelar las identidades de sus vecinos. “Acá nuestros niños se conocen, van casi a los mismos colegios, conocemos la misma gente”, cuentan. Tampoco ven con buenos ojos a la prensa, luego que se les estigmatizara con el célebre caso “nanas de Chicureo”, gracias a una nota de CHV.
-Nosotros sabemos que Chicureo es otra realidad y por eso, la gente acá no quiere reclamar. Pero independiente de donde se viva, cómo uno no va a poder exigir lo que es justo- afirma una vecina justiciera. Curiosamente, la morosidad del condominio también trajo consecuencias para las empleadas domésticas. La administración decidió el año pasado, que la van que las trasladaba desde la portería, era un gasto innecesario en el complicado momento que atravesaban. El tramo no es menor. El condominio es de 252 terrenos, de 5 mil metros cada uno, más dos canchas de polo en el centro. En cada terreno, se emplazan casas sobre los 120 m2, de uno y dos pisos, con piscinas y extensas áreas verdes. “Imagínate que no quisieron gastar y ahora prefieren pagar taxis para transportarlas, es atroz”, cuenta una propietaria.
La deuda de gastos comunes, según varios vecinos, ha sido una lucha constante. De hecho, hay registros de una demanda civil que data del 2009, del Comité de Copropietarios de la época, en contra de la Federación Chilena de Polo. El proceso terminó con una cobranza judicial y se canceló el total de la deuda hasta ese momento, pero tiempo después los gastos comunes siguieron acumulándose. “Esto no es lo que me prometieron cuando yo compré”, exclama un empresario que ha tomado la batuta en la lucha contra la morosidad. Sin embargo, antes de hablar con este pasquín, aclara: “Yo soy de derecha, toda mi familia lo es y estudié en el Verbo Divino, colegio de derecha. Pero odio la derecha rancia, porque soy empresario y conozco como son estos sinvergüenzas”.
El polo tampoco prende entre lo vecinos. Según cuentan, no hay poleros en el condominio y los fines de semana, llegan deportistas externos a practicar. Los visitantes frecuentes son del Club San Cristóbal, ya que la Federación le arrienda las canchas. “Ellos no se mezclan con las familias de acá. Creo que saben lo que está pasando y se hacen los lesos”, afirma una propietaria. Los vecinos se indignan cuando cuentan que los poleros llegan en autos de lujo y con camiones cargados con cinco o seis caballos cada uno, los cuales cuestan alrededor de 600 mil pesos mantener mensualmente. “Llegan en camionetas enormes, Porsche, Ferraris. Un día llegaron dos poleros en helicóptero y se estacionaron en una de las canchas, care’ palo. ¡Pobres gallos sin ni un peso!”, sentencia el empresario.
¿Nuestra solución a este conflicto entre burgueses? Poner una bomba en Chicureo. Todo el mundo sabe que el único burgués que ilumina es el que arde