Cualquier persona que no viva en una cueva o que no sea un Opus Dei, podrá haberse dado cuenta que es común que los militantes de partidos políticos, o simplemente simpatizantes, lloren y denuncien por las redes sociales que su candidato es víctima de una «campaña sucia en su contra». Pasó con los seguidores de Bachelet, pasa con los seguidores de Piñera, de Guillier, de Lagos, etc, etc, etc. Ante esta situación, sin querer faltarle el respeto a nadie, expresaremos lo siguiente:
OBVIO QUE LES VAN A SACAR TODOS LOS TRAPOS AL SOL A SUS CAGÁS DE CANDIDATOS SI ESTÁN EN CAMPAÑA MANGA DE RETRASADOS MENTALES
Amigas y amigos, acá no existen campañas de los poderes fácticos para bajar a su candidato, no están los bolcheviques comprando medios de comunicación para hablar mal del otro, menos que están atacando a su candidato porque «representa al pueblo». Estamos en época de campaña presidencial, lógico que entre ellos se sacarán todas las yayas. Si usted no se da cuenta de esto y sigue llorando, lo invitamos a tirarse al Río Mapocho ya que nos está gastando el aire al resto de las personas.
Además, lo peor de todo, es que estas «peleas» y «diferencias» entre candidatos no son más que vulgares y planificadas cachetas de payaso, especialmente evidentes en los candidatos del duopolio. Porque hay que ser el rey de los mentirosos para decir que Guillier o Lagos se diferencian en algo de Piñera. No lo decimos nosotros, vean su historial de votaciones en el Senado, siempre se ha cuadrado con la Nueva Mayoria. Ambas coaliciones son la misma mierda. Defienden los mismos intereses, los financian los mismos empresarios.
El problema no son los candidatos, el problema es el fraude de la Democracia Representativa y una institucionalidad completamente arreglada para favorecer a la minoría oligarca. Como bien lo resumió Emma Goldman: «El gobierno jamás ha existido ni puede existir sin opresión. Un buen gobierno es una ilusión, porque su misma existencia está basada en la tiranía de una clase sobre otra. “Pero los hombres deben ser gobernados -observan-; desean estar guiados por leyes”. Pues bien; si los hombres son niños que es preciso conducir, ¿quién es bastante perfecto, bastante sabio, bastante puro para estar en el caso de gobernar y guiar a sus compañeros?». Y como señaló José Saramago: «El poder real es económico, no tiene sentido hablar de democracia»