Ante el anuncio de Aguas Andinas del corte de agua en casi todo Santiago, empresa conocida por su constante falta de inversión, vale la pena recordar que no sólo obtienen utilidades por $116 mil millones de pesos al año gracias a su situación monopólica, sino que además, se dan el lujo de financiar (sobornar) campañas de políticos de todos lados, incluídos los ex presidentes Eduardo Frei y Sebastián Piñera, algo grave considerando que gracias a ellos, somos el único país del mundo en tener el agua privatizada. Artículos de Ciper Chile detallan:
En 1999 aterrizó en Chile Aguas de Barcelona, matriz de Aguas Andinas, la que abastece de agua potable a la Región Metropolitana. Desde entonces la multinacional ha tejido una intrincada red de empresas filiales y relacionadas no reguladas por la superintendencia del rubro por vacíos de la ley. A los $116 mil millones que Aguas Andinas ganó en 2013, se suman las utilidades de otras 14 sociedades que facturan miles de millones al grupo.
En 2013 Aguas Andinas obtuvo utilidades por más de $116.000 millones (155,7 millones de euros), concentrando el 44% de las ganancias que percibieron en su conjunto las empresas que participan del sector ($261.000 millones). Aguas Andinas es, además, propietaria de las sanitarias Aguas Cordillera, Aguas Manquehue y de Iberaguas, que controla el 51% de la Empresa de Servicios Sanitarios de Los Lagos (ESSAL, Décima Región). Todas ellas obtuvieron utilidades por $32.750 millones (43,97 millones de euros) en 2013.
Pero las ganancias que percibe el grupo AGBAR en Chile están lejos de agotarse allí. Desde 1999, tras la compra del 50,1% de la estatal EMOS, Santiago se transformó en una mina de oro para el grupo con sede en Barcelona. Las reformas a la legislación sanitaria abrieron ilimitadas oportunidades de desarrollo. A principios del 2000 estaba todo por hacer, principalmente en el ámbito del tratamiento de las aguas residuales. Fue así como Aguas Andinas y su matriz AGBAR fueron tejiendo una intrincada red de empresas relacionadas en Chile a las que la sanitaria factura año a año miles de millones de pesos por distintos bienes y servicios.
En 2013, las transacciones informadas por Aguas Andinas a la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) con empresas relacionadas a su propio controlador (AGBAR) sumaron $35.000 millones. La Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS) reconoce que la figura de las empresas relacionadas y todo lo que sucede en ese ámbito de negocios está fuera de su alcance como ente fiscalizador. “La ley no contempla este tema, las filiales forman parte del mundo no regulado”, señaló a CIPER la superintendenta de Servicios Sanitarios Magaly Espinosa.
Transcurridos ocho meses desde que la principal empresa sanitaria de Chile, Aguas Andinas, se viera involucrada en el financiamiento irregular de la política, la investigación de los pagos ilícitos que arroja su contabilidad entre 2009 y 2014, está paralizada tanto en Impuestos Internos (SII) como en el Ministerio Público. Y ello, a pesar de que la propia empresa hiciera al menos dos rectificaciones ante el SII, en abril y junio de este año, reconociendo pagos que no tienen respaldo contable y que beneficiaron a una empresa de Sebastián Piñera y del abogado Carlos Castro, ligado a Renovación Nacional.
Más inexplicable resulta esta paralización a la luz del rastreo que realizó CIPER a la contabilidad de la sanitaria. A los pagos por trabajos no realizados ya mencionados, se suman otras transferencias a sociedades vinculadas a personas que ya han sido querelladas o están siendo investigadas por el financiamiento ilegal de la política. Entre ellos figuran: $430 millones pagados por Aguas Andinas a tres sociedades del abogado Pedro Yaconi, yerno de Eduardo Frei Ruiz-Tagle y miembro del comité de finanzas de su fallida campaña presidencial en 2009; los $27 millones cancelados a una sociedad personal de Pablo Longueira y los $53,5 millones que recibió Vox Comunicaciones, la misma empresa querellada por el SII por recibir dineros de Penta para la campaña presidencial de Laurence Golborne.
En 2014, las utilidades de Aguas Andinas, que suministra y trata el agua en la Región Metropolitana, rozaron los $120 mil millones. Pero el éxito empresarial de la sanitaria controlada por Aguas de Barcelona (Agbar), se vio empañado con el estallido del escándalo de las platas políticas, trama en la que el pago de boletas y facturas falsas por parte de Soquimich terminó por incluir a Aguas Andinas en el club de las empresas bajo sospecha.
Hasta ahora, Aguas Andinas ha ingresado al menos dos rectificaciones ante el SII, reconociendo que no existe respaldo para justificar algunos pagos. Entre ellos, los $76 millones girados a los entonces ejecutivos de CHV, Jaime de Aguirre y Mario Conca, que emitieron facturas falsas a la sanitaria por solicitud de Santiago Valdés, ex gerente de Administración y Finanzas de Bancard, sociedad de propiedad de Sebastián Piñera, quien en esa época también controlaba ese canal de TV. La onda expansiva de las platas políticas que salpicó a una de las empresas de Piñera resulta sensible. Fue el propio Piñera quien a fines de 2010, ya siendo Presidente, autorizó la polémica enajenación de la mayoría de las acciones (35%) que el Estado aún poseía en Aguas Andinas, hecho que se materializó en junio del año siguiente. Desde entonces, el Fisco, a través de Corfo, posee solo una participación nominal (5%) en la propiedad de la sanitaria.