En uno de los acontecimientos más tristes y humillantes del último tiempo, en la cachetada de payaso más burda que se recuerde, militantes de las Juventudes del Partido Comunista con mucho tiempo libre, llegaron hasta la embajada de Estados Unidos para protestar contra las medidas xenófobas de Donald Trump. El presidente de los rabanitos, Camilo Sánchez, señaló:
«El Gobierno de la presidenta Bachelet tiene la obligación de rechazar estos actos inhumanos de discriminación y en particular, también, dar el ejemplo. En Chile se va a debatir un proyecto de ley de reforma migratoria, es un proyecto de ley que busca actualizar lo que es hoy día la Ley de Extranjería, como ustedes saben, también diseñada durante la dictadura militar bajo la doctrina de la Seguridad del Interior del Estado. No basta con rechazar las acciones que está tomando Donald Trump, sino que en particular predicar con un ejemplo que debiese ser, para todas partes del mundo, una señal de respeto a los Derechos Humanos”.
Por favor, no se equivoquen, las políticas antimigratorias de Donald Trump son terribles, (que ni siquiera son tan lejanas a las políticas del «bueno» de Obama), pero es increíblemente aweonao, por decirlo de manera elegante, andar preocupado de Estados Unidos cuando en Chile los mapuche están siendo hostigados y perseguidos como nunca antes, están expulsando extranjeros por pensar distinto, están allanando radios, censurando a periodistas, el Sename está matando a niños casi todas las semanas y existen miles de inmigrantes que están siendo explotados en Chile. Pero claro, como son parte del Gobierno, sobre esas cosas no sólo no protestan, incluso las apoyan.
A los militantes del Partido Comunista a estas alturas no les queda ni dignidad. Son una manga de vendidos que les gustó demasiado ser los mocitos a sueldo de la DC