El dinero y el Capital o la acumulación de los mismos no es el fin en sí mismo, sino el medio para obtener cuotas de poder. La voluntad de poder es lo que mueve al hombre para adquirir prestigio en una sociedad jerárquica mediante la ganancia de dinero y Capital. Lo que determina la voluntad o la conciencia del ser humano no es el dinero y el Capital (medios del Capitalismo) sino la voluntad de poder (fin del Capitalismo) sobre los otros.
En efecto, el fin del Capitalismo no es crear riqueza o pobreza, sino división o jerarquización en la sociedad a partir de la voluntad de poder. La riqueza y la pobreza no se pueden mantener sino hay previamente un Poder que las consolide. Todo queda a merced de una Autoridad basada en la voluntad de poder (Gobierno y Estado) que perpetúa las condiciones sociales entre poseedores y desposeidos y que dicta las reglas de juego entre los trabajadores asalariados y dueños del capital.
El Estado, como garante del Poder, impone a sus ciudadanos o súbditos la voluntad de poder para fomentar el Capitalismo y de esta forma darle un sentido a la vida que vaya más allá de las condiciones materiales de cada súbdito (ya sea pobre o rico), de esta manera se asegura la perpetuación a partir del control de las técnicas de dominación psicológica el Poder de imponer sobre sus súbditos (ricos o pobres) las reglas de juego que determinarán las circunstancias de su vida y en la inmensa mayoría de los casos como decía Marx la conciencia o lo voluntad de individuo.
El fin práctico del dominado o explotado no es (o debería ser) la lucha para conseguir más migajas de pan o mejores condiciones con el dominador o explotador, sino más bien la ruptura total con éste, de manera que mediante la desobediencia se pueda librar del dominador y del explotador, y emanciparse como individuo autónomo.
La revolución industrial y tecnológica no es un proceso que responde a una autonomía social, sino un proceso impuesto por el Estado moderno que junto con el Capital sirvió para consolidar el sistema de dominación. El progreso como modernización de las sociedades responde a un proceso de acumulación de Capital a partir de las crisis sistémica, guerras, desastres ecológicos que provoca el sistema. Y que concentra cada vez más riqueza en pocas manos y mas pobreza y miseria en la mayoría de la sociedad. Una sociedad capitalista nunca podrá ser una sociedad igualitaria y por lo tanto libre.
El poder corrompe porque su fin es el dominio, no libera al dominador, al contrario, depende del dominado para ser dominador, se ata al dominado para darle sentido a su existencia al carecer de auto-estima y por lo tanto de amor. Donde hay poder no hay amor. El sistema de dominación sólo valora al sujeto por lo que produce y en mayor medida por lo que consume. En cuanto deja de producir y sobretodo de consumir se convierte en un estorbo, un deshecho que debe ser eliminado. En definitiva, el sistema de dominación pese a quien pese premia a los más adaptados y culpabiliza, criminaliza, anula y aniquila a los menos adaptados.