A propósito de la polémica generada por el Doctor Chanta del Matinal de Canal 13, que en menos de una semana dijo que el odio producía cáncer y que los padres eran culpables del cáncer de sus hijos ya que eran «espejos» de ellos. El sitio etilmercurio.com, administrado por científicos y profesionales expertos en el tema, publicaron un artículo donde explican con manzanitas que las emociones no tienen NINGUNA relación con el desarrollo del cáncer: A continuación lo reproducimos de manera íntegra:
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En las últimas semanas hemos visto con preocupación cómo se ha diseminado en distintos medios de comunicación una idea muy curiosa: el cáncer es causado por las emociones (y al parecer por las que son consideradas «malas», si es que en verdad se le puede dar una intención moral a una emoción). Es más, para defender estas ideas (que no tienen sustento científico) se envían médicos a la televisión a promover diversas «terapias». Para entender las razones por las cuales esto está mal, revisemos algunas de las preguntas más comunes que aparecen al escuchar esta curiosa hipótesis.
1. ¿Cuáles son los factores de riesgo para la aparición de cáncer de mama?
Los factores de riesgos para las enfermedades consideran características de los individuos que les hacen más propensos a presentar una enfermedad. En este caso, el factor de riesgo más conocido para el cáncer de mamas es la edad: 0,5% a los 30 años, hasta 7% a los 70 años. Existen factores de riesgo menores, que aumentan levemente el riesgo de cáncer de mama:
Factores reproductivos: menarquia (primera regla) precoz y menopausia tardía, nuliparidad (no tener hijos) o tener el primer hijo tardíamente. Esto se explica por la mayor exposición a las hormonas propias de la mujer. Enfermedades mamarias benignas. Sobrepeso y obesidad después de la menopausia: la grasa corporal actúa produciendo más hormonas. Aumenta hasta un 20% el riesgo. Consumo de alcohol: La ingesta de más de 8 gr de alcohol al día (2 copas de vino) comienza a aumentar el riesgo. También hay factores de riesgo mayores, que aumentan hasta 10 veces el riesgo de cáncer: Familiar de primer grado con cáncer de mama: mientras mayor número de familiares (madres, hermanas) y más joven tuvieron el cáncer, mayor es el riesgo.Lesiones precancerígenas o cáncer de mama previo.
Finalmente, están los factores de altísimo riesgo de cáncer de mama:
- Portadores de mutaciones genéticas BRCA 1 y BRCA 2 (como Angelina Jolie).
- Antecedente de haber recibido radioterapia en el pecho antes de los 30 años (por haber sufrido otro cáncer).
- La exposición a la radiación ionizante (1-3).
Estos factores de riesgo se han demostrado con estudios de grandes poblaciones de pacientes. Las personas que tengan estos factores de riesgo deben tratar de modificar su estilo de vida (reducir la obesidad, reducir el consumo de alcohol…) o consultar a un médico especialista (por ejemplo, quienes tengan familiares que hayan sufrido cáncer de mama).
2. ¿El odio produce cáncer?
Tradicionalmente se ha pensado que las mutaciones que causan el cáncer provienen de dos fuentes principales: la herencia y el ambiente (humo del tabaco, radiación ultravioleta de la luz solar y muchas otras). Un macroestudio coordinado por genetistas de la Universidad Johns Hopkins indica que dos tercios de las mutaciones cancerosas provienen de errores al azar en el proceso de replicación del ADN. Sólo el tercio restante se debe a la herencia y al ambiente. Pero otro estudio indica que son los factores externos los que contribuyen con un 70-90% en el desarrollo de los cáncer. Esto refuerza la recomendación de cambiar los hábitos de riesgo: no fumar, consumir alcohol en forma responsable, realizar actividad física, evitar los alimentos procesados o con un alto contenido graso (en general, evitar la mala alimentación), entre otros. Ninguno de los estudios serios indican que «el odio» sea un factor importante en la cadena causal. NIN-GU-NO.
3. ¿Existen estudios sobre la influencia de las emociones (o estado anímico) del paciente con cáncer?
Lo que se ha estudiado es la relación del estrés y el cáncer. Sí, el estrés puede causar una serie de problemas físicos de salud, pero la evidencia que apunta a que pueda provocar el cáncer es débil. Sólo algunos estudios han indicado una relación entre varios factores psicológicos y un mayor riesgo de cáncer, algo que no ha sido reportado por otros estudios. Las relaciones aparentes entre el estrés psicológico y el cáncer podrían manifestarse de diversas maneras. Por ejemplo, la gente con estrés puede adoptar ciertos hábitos, como fumar, comer en exceso, beber alcohol o no realizar actividad física, lo cual aumenta el riesgo de la persona de padecer cáncer. O bien alguien con un familiar con cáncer puede tener un riesgo mayor de padecer cáncer debido a un factor hereditario compartido de riesgo y no por el estrés resultante del diagnóstico del familiar. Lo que sí se ha demostrado es que el estrés puede facilitar la diseminación del cáncer (metástasis). Pero este es un proceso fisiológico distinto a su aparición.
4. ¿El cáncer es producto de considerar que la vida es injusta? Y, dentro de esta pregunta, ¿el cáncer es el resultado de una vida llena de odio?
Existen diversos factores que influyen sobre la salud de las personas, algunas determinadas por los hábitos (fumar por ejemplo) y que pueden cambiar en mayor o menor medida si es que lo desean. Pero también existen una serie de inequidades vinculadas a la salud, en que las poblaciones más vulnerables tienen poco o nada que hacer. Estos son los llamados determinantes sociales de la salud. En los últimos años se ha descubierto que éstos tienen una estrecha relación con el cáncer. Las inequidades presentes en todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana, como la educación, el trabajo, el acceso a prestaciones de salud, la calidad de los alimentos que consumimos, acceso a lugares seguros donde realizar actividad física, entre otros, tienen que ver con la posición social de las personas, sobre las cuales ellas tienen poca libertad de acción. Estas inequidades están determinadas por las políticas económicas y sociales de los países y sectores económicos donde habita la población.
El Registro Nacional de Cáncer de Irlanda publicó el 2011 la relación entre la incidencia de cáncer y la privación socioeconómica, indicando que los cánceres de cabeza y cuello, pulmón y cuello uterino son los que presentan una fuerte relación con la privación. Asegurar que el cáncer proviene de conductas o emociones individuales (y que, por lo tanto, podemos controlar) es desconocer la existencia de estos factores estructurales. Factores como la nacionalidad, el origen socioeconómico o las inequidades sociales que, por supuesto, escapan a nuestro control. Como señala la Organización Panamericana de la Salud, «el bienestar no se logrará a menos que se aborden las causas sociales subyacentes que socavan la salud de la gente». No hay nada allí que apunte a las emociones o al odio. Nada de nada.
4. ¿Por qué hace 30 años no se veían tantos casos de cáncer como ahora?
Por dos razones principales: la primera es que ahora vivimos más que hace treinta años. Y la incidencia de la mayoría de los tipos de cáncer aumenta con la edad. La segunda es que ha mejorado el acceso a procedimientos de pesquisa diagnóstica. Esto ha permitido detectar a más pacientes y mantenerles en tratamiento y observación por más tiempo, lo que, por supuesto, aumenta la prevalencia. Pero no es que antes la gente no padeciera cáncer: simplemente, no se le detectaba, o se le detectaba muy tarde.Lo positivo de esto es que, como se diagnostica antes, también la tasa de sobrevida ha aumentado.
Por las razones anteriores, se espera que en las próximas décadas los casos nuevos de cáncer aumenten en un 70% a nivel mundial, según reporta la Organización Mundial de la Salud (OMS). Ah, por cierto: la OMS tampoco menciona el odio como factor causal de cáncer. Ahora, es posible que la incidencia del cáncer haya aumentado de verdad, por modificación en estilos de vida, por ejemplo. Pero los datos que manejamos hoy no nos permiten sacar esa conclusión. Así es que mientras no dispongamos de más información, es mejor no sacar conclusiones.
Palabras finales
El cáncer es una enfermedad terrible y muchas veces los tratamientos no salvan la vida, sino que sólo la extienden. Casos especialmente dramáticos son las niñas y niños con cáncer. La vida de ellos y de sus familias ya es lo suficientemente difícil como para que además estemos cuestionando las «emociones negativas» que, se supone, habrían podido influir en el desarrollo de los tumores. Difundir este tipo de ideas en medios masivos de comunicación no sólo es irresponsable por ser inexacto, sino también porque agrega una carga adicional sobre personas que ya están viviendo situaciones de gran estrés.
¿Por qué no enfocamos nuestro razonamiento y nuestros esfuerzos, por ejemplo, en detectar y combatir las inequidades sociales que favorecen la aparición del cáncer en muchísima gente? ¿O en insistir en los factores de riesgo modificables que sí están comprobados con evidencias, como el tabaquismo? La evidencia que nos brindan las personas e instituciones que estudian esta enfermedad nos dan una oportunidad única: combatir las causas reales del cáncer. En lugar de inventar nuevas causas y defenderlas sólo por no perder un debate, ataquemos las que ya conocemos. Esa es la tarea en la que deberíamos estar alineados todos, incluidos los medios de comunicación.