¿Qué razón tendría una persona para odiar a otras sólo por su orientación sexual? ¿Por qué a alguien le importa tanto que a los hombres les guste el pene y a las mujeres la vagina? Para encontrar las respuestas, debemos tomar como ejemplo al diputado y candidato presidencial de ultraderecha José Antonio Kast, un homofóbico cuyo sueño es morir atulado, (no al lado de ustedes, sino que rodeado de tulas). Y es que concordemos que cualquier hombre que hable de «Dictadura Gay» pensando que alguien quiere transformar a todos en homosexuales, y más encima dándole una connotación negativa, le deben aplaudir los cachetes del ano cada vez que ve un grueso pene venoso.
Y no, no estamos bromeando: Las personas homofóbicas son homosexuales no asumidos y se excitan con pornografía gay. Que José Antonio Kast pare de sufrir, ser hombre y preferir las gónadas no tiene nada de malo