A propósito de la detención del «Comandante Emilio», quién ha sido sindicado como el héroe que ajustició a la escoria de Jaime Guzmán, (acá para saber por qué le decimos escoria), vale la pena recordar la carta que escribió Rosario Guzmán Errázuriz, hermana del basura humana, quien culpó directamente a Augusto Pinochet por asesinarlo. Parte de la carta señala:
El próximo viernes 1 de abril se cumplen 25 años de tu asesinato. Sólo porque estoy en deuda contigo decidí escribirte esta carta abierta. Espero morir tranquila y en paz (escuchando el Réquiem de Mozart) habiéndote pedido perdón públicamente y después de contarte un par de cosas que sé te inquietaban sobremanera y que si no te las cuento yo, no te las contará nadie. ¿Te acuerdas cuando consciente de que se estaba planeando tu asesinato te preguntabas inquieto qué pasaría con tu partido el día en que te llegara la hora?
En relación al caso Guzmán, que han llevado los abogados designados por tu partido (con dos de los cuales me crucé un par de veces, quedando más que desconcertada, y al último no lo conozco), quiero comentarte respecto de una arista que a ti te preocupaba muchísimo, sobre todo durante los últimos meses antes de morir y que nunca he visto sobre la mesa: ¿En qué estaban, cuando te mataron, el dictador, su mujer y su compadre de la Dina, con quienes estabas severamente enemistado, a pesar de continuar en el gobierno? (como esos matrimonios que no se toleran, pero siguen juntos). Te cuento algunos datos para que tú los proceses como quieras: Pinochet le dijo a nuestra madre que él sabía que te matarían ese 1 de abril y que mandó a sus hombres para protegerte, pero que lamentablemente no te encontraron… Cuando yo le había preguntado años atrás a Contreras por qué sentenció en una reunión: “Hay que matar a Guzmán”, él me respondió impertérrito: “Dígale a su hermano que yo no amenazo…”.
Alguien me contó en esos días que los agentes de Pinochet estaban infiltrando el Frente Patriótico… Cuando te balearon te condujeron al Hospital Militar y muchos se preguntaron ¿por qué no al hospital de la PUC, que era tu segunda casa?… Al salir Pinochet del quirófano donde te ingresaron se dirigió hacia mí (ya que nuestra madre no estaba en Chile) para decirme que los médicos no habían podido salvarte la vida, mientras su expresión de alivio hacía imposible ocultar su contento… Cuando quien fuera vocero del gobierno militar leyó el parte médico que señalaba: “Fallecido a causa de un atentado terrorista”, le sugirió al doctor que borrara la palabra “terrorista”, lo que el facultativo no hizo… Poco tiempo después, en un lejano rincón del sur, un joven moreno y robusto se me acercó con cara de sentido pésame, comentándome: “Es que su hermano se había convertido en un peligro para mi tío… Hacía rato que le estaba dando demasiados dolores de cabeza”: ¿Y quién es tu tío?, le pregunté. “Augusto Pinochet”, me respondió. El peligro consistía en que habiéndose conocido el Informe Rettig, vendrían los juicios a los responsables de las brutales violaciones a los derechos humanos perpetrados por la dictadura. Y llamado a declarar como testigo, tú no sólo habrías denunciado a Contreras (como ya lo habías hecho para conseguir la disolución de la Dina), sino también a Pinochet, de quien a esas alturas tenías la convicción de que era el máximo responsable.
1) Esta carta tiene todo el aroma a vulgar lavado de imagen, más aún considerando que Jaime Guzmán defendió la Dictadura y era un tipo realmente perverso
2) Ajusticiado por héroes o asesinado por Pinochet, nosotros creemos que de verdad murió de amor por Longueira o por su extraña adicción a cabecear balas