Decir que «está científicamente comprobado que Dios creó al hombre y la mujer», que «si los hombres usan bicicletas con canasto están pervirtiendo niños» y que en los colegios «están enseñando la ideología de meterese semen en la cara», no es parte de la «libertad de expresión», es lisa y llanamente promover el odio contra las personas LGBT con mentiras, fanatismo religioso e ignorancia.
Por cierto, cuando esta tropa de retrasados dicen «no se metan con mis hijos que los educo yo», dejan en claro que quieren que sean igual de ignorantes que ellos. El discurso es peligroso no sólo porque la gran mayoría de los chilenos no está en condiciones de educarlos, sino también porque valida un absurdo sentido de la propiedad sobre personas individuales. De paso, minimizan el rol fundamental que tiene la educación pública. Vayan a Alemania, un país que no tiene nada de «comunista», y vean si hay alguien reclamando por la educación que les da el Estado a «sus» hijos
«¡¿Por qué los colegios nos están metiendo una ideología donde le enseñan a meterse el semen en la cara?!» #BusDeLaLibertad pic.twitter.com/5tbf79arwq
— Edo (@edowoo) 10 de julio de 2017