Luego de ser vetado por Beatriz Sánchez por la inmoralidad que resulta eque un cómplice directo de la Dictadura fuera panelista de un programa, a lo que Sergio Melnick respondió sin arrugarse que «era una actitud antidemocrática», el periodista Rafael Otano (78), autor del libro “Crónica de la Transición”, en entrevista para The Clinic rescató un episodio olvidado sobre Melnick, donde propuso modificar la carta magna de 1980 con el objetivo de desconocer la derrota en el plebiscito del 89 para mantener a Pinochet como jefe de Estado.
¿Cómo se originó esta idea y quienes participaron en ella?
En el contexto posterior al resutado del plebiscito, Pinochet tuvo 18 meses para hacer prácticamente lo que quisiera. Eso ya marca una diferencia respecto a cómo se abordó el fin de la dictadura acá en relación a otros países, aparte de quedar como jefe de las Fuerzas Armadas, lo que en perspectiva parece insólito. Fue durante ese período en que Hugo Rosende, entonces Ministro de Justicia, y Sergio Melnick, a cargo de Oficina de Planificación Nacional (Odeplan), plantearon la idea de variar la Constitución para que Pinochet desconociera el resultado del plebiscito y siguiera a la cabeza del gobierno. Aunque no tuvo mucha cabida la idea, fue mejor recibida que la propuesta por los denominados Misioneros de Pinochet, que promovieron el nombramieno de Lucía Hiriart como candidata presidencial.
¿Y en qué consistirían esas modificaciones constitucionales?
Eran trampas políticas-jurídicas que, de haber estado convencidos, lo habrían hecho sin muchas dificultades. Finalmente desecharon la idea porque se dieron cuenta que no quedaban tan desarmados con el nuevo sistema político, pero fue una idea que rondó por la cabeza de estas personas y que se comentó en la esfera oficialista.
Más allá de este episodio particular, ¿qué tan escuchada era la voz de Sergio Melnick al interior del régimen?
Pinochet pasó por varias etapas en cuanto a ideas políticas. Se asesoró con muchas personas a lo largo de la dictadura, según los planes que tenía. En este sentido, Sergio Melnick llegó a ser un hombre muy escuchado a fines del proceso, cuando se fraguaba la vuelta a la democracia y existían voces del pinochetismo que despreciaban esta idea, que eran los que se ubicaban más a la derecha del espectro político.
¿Ahí estaba Melnick?
Así es. En esa época, porque desconozco si continúa siendo así, era un pinochetista acérrimo. Siempre ha sido un personaje muy astuto, muy bien preparado y con un cerebro que todavía funciona a plenitud. Por eso se transformó en un asesor muy cercano a Pinochet, era consultado frecuentemente ante temáticas relevantes, como decisiones políticas en torno a pactos de consenso con el poder entrante. La cúpula del poder de la época valoraba su inteligencia y su proactivismo.
Sólo en Chile podemos tener a los cómplices de una Dictadura de panelistas en vez de en la cárcel. Este es el absurdo que validan Canal 13 y el «Tío Luksic»