Tal como lo señalamos en esta editorial, José Antonio Kast es un psicópata fanático religioso que no puede tener tribuna. Un fascista que desprecia los derechos humanos, que odia a las mujeres, que defiende la desigualdad social, quiere meter preso a los mapuche sin pruebas ya que para él todos son terroristas, hace constante apología a la Dictadura al punto de negar los abusos que se cometieron en ella, y si llega al poder establecerá un Supra-Estado Policial con todos los pobres bajo sospecha permanente, cada vez con menos derechos y donde Carabineros y Militares serán autoridades máximas a las que ni siquiera se les podrá mirar feo. En definitiva, un empleado a sueldo del 1% más rico del país para defender sus intereses. Al fascismo no se le discute, se le destruye. A José Antonio Kast y su discurso tenemos que destruirlo ahora antes que sea demasiado tarde.